jueves, 18 de diciembre de 2014

De migrantes a refugiados y viceversa o de cómo la solidaridad me ha definido

Hoy 18 de diciembre, según la ONU se celebra el día internacional del migrante osea el día internacional de esas personas que por diversas razones tuvieron que dejar su país y construir su historia en otros suelos, cielos, sueños; hoy me dan ganas de celebrar a cada parte de mi familia migrante, por un lado a mis abuelos maternos que vinieron de argentina para vivir del futbol, por otro a mi abuela paterna que de alguna manera migró de Santa Fe, Nuevo México para hacer una vida con mi abuelo quien a su vez había migrado de España para quedarse en esta ciudad como refugiado español. Ambos pares de abuelos, encontraron en este país oportunidades para ser felices y reproducirse; de alguna manera me considero nieta de la migración. Aunque más bien, me gusta pensar que soy nieta de la solidaridad pues esa es la palabra clave que me gusta conjuntar cuando pienso en lo que debe pasar una persona que sale de su país natal, enfrenta otros lenguajes, otros platillos, otros climas pero sobretodo otros gobiernos, otras personas.
Hoy, justamente al visitar  la exposición del exilio español en el museo de la Ciudad de México, me quedó clara la importancia de que existan gobiernos dispuestos a abrir las puertas a aquellos seres humanos que lo deseen o en el caso de los refugiados españoles, que lo necesiten para sobrevivir y no sólo que estén dispuestos sino que se comprometan para generar las condiciones necesarias en las que estos nuevos habitantes del país puedan ejercer sus derechos humanos y desarrollarse en todos los ámbitos de la vida.
La exposición despertó varias emociones en mí e hizo que me cayeran algunos veintes, sobretodo después de mi reciente viaje a España, en donde pude ponerle caras, cuerpos, olores y sabores a muchas de las cosas que vivían en mi imaginario cuando escuchaba de esa patria que me ha acompañado a lo largo de mi vida pero que por momentos he sentido lejana al no poder conocer a mi abuelo, a quién le tocó vivir en carne propia la guerra, la migración, el refugio y la construcción de una nueva vida.
Entre el viaje y las fotos, mapas, números, videos, etc. que encontré en el museo voy armando un laberinto de recuerdos míos y no tan míos y apropiándome de algunos elementos que me permitan ubicar mejor de donde vengo y hacia donde voy pues si bien el Colegio Madrid ha sido pieza clave en la construcción de mi identidad como mexicana que además es pariente de refugiados españoles, con el paso del tiempo voy viendo más claro lo que significó la guerra, la república, las migraciones y ubicando mejor las implicaciones tanto para mis abuelos argentinos y mi abuela de Estados Unidos como para casi toda la familia de parte de mi abuelo paterno.
Hoy, cada vez son más las personas que salen de sus países por muchas razones, lo que ha enriquecido la cultura pero al mismo tiempo ha puesto en riesgo la integridad de muchos seres humanos que se enfrentan a abusos en los lugares a los que llegan.
Son muchos los retos que hay que superar para evitar primero que las personas no tengan que dejar su país de preferencia por condiciones "invivibles" y segundo que sufran estando lejos de casa, tanto por las violaciones a sus derechos como por falta de oportunidades, pero me considero una prueba de que es posible construir una vida en otro lugar si te encuentras con personas solidarias.