lunes, 1 de febrero de 2016

Mi primer trabajo

Muchos años pasé en la escuela y en reiteradas ocasiones me pregunté ¿y esto para qué me va a servir? y a lo lejos había quien me contestaba, para crecer y luego poder trabajar, para enfrentar el mundo "real".
Pues llegó un día en el cual se terminaron mis jornadas cotidianas en pupitres y frente a pizarrones y me tocó salir al mundo "real" , al mundo del trabajo, al mundo Godinez como se le conoce con cariño (y sin). Mi primer acercamiento fue el momento de la entrevista -piensa cuales son tus debilidades y fortalezas me dijo una amiga que ya había pasado por eso (y a quien le agradezco por haberme recomendado entrar a ese lugar), seguro te las preguntarán- y también inventa que tienes experiencia- y en mi mente sólo pensaba- ¿casi 15 años en la escuela no es tener experiencia?- en fin que al final parecía que la escuela no era tanto para el trabajo.
La entrevista me la hizo una mujer de mediana edad muy amable que en efecto me preguntó lo que me habían advertido pero también me dijo que no importaba si no contaba con experiencia laboral previa, que ahí podía aprender. Yo con toda la sinceridad le advertí que no estaba segura de poder aguantar tantas horas encerrada y que necesitaba probar un par de semanas, ella aceptó, al final me quedé más de lo esperado y aprendí muchas cosas.
Una de las primeras fue que pasar de la vida de estudiante a la vida de "trabajadora" es más fácil si hay alguien en tu camino que te tiene confianza y te abre las puertas, te mira y sinceramente te hace sentir que eres capaz de enfrentarte a lo desconocido y si encima tiene un equipo con el cual podrás ir adentrándote en las labores cotidianas, dar ese paso en la vida será satisfactorio.
Varios meses pasaron en lo que pude conocer a diferentes personalidades, realizar labores rutinarias y otras novedosas, ceder, negociar, callar, aportar, en fin, dar lo que soy al servicio de un fin mayor, que en este caso se relacionaba con la construcción de lecciones para la plataforma SABER (www.saber.unam.mx)  que se desarrolla en la UNAM en lo que era la Dirección General de Evaluación Educativa, dentro de la Subdirección de Desarrollo Educativo a cargo de Patricia Murillo.
Por ahora, mi participación dentro de ese proyecto concluyó, sin embargo fue una experiencia que marcó mi andar profesional y personal y que me hizo reflexionar sobre la labor pedagógica y sus amplias posibilidades, además de que me sirvió para darme cuenta de que el mundo "real" en el cual se trabaja con horarios, jerarquías, estándares, etc. a pesar de que tiene mucho para ser criticado, tiene mucho para disfrutar y aportar al crecimiento personal. Agradezco haber tenido una experiencia así y poder poner un granito de arena en el gran proyecto que es la UNAM, la cual sigue luchando para que el SABER, los saberes.. se sigan democratizando y cada vez más personas tengamos acceso a conocimientos que nos permitan comprender el mundo que nos rodea.

pd. Ojalá hubiera más empleos en los que las personas se sintieran útiles, se valorara el trabajo y no aparentar que se trabaja, se fomentara el diálogo entre las diferentes figuras de poder y sin tanto "poder", se abrieran opciones para que cada trabajador se pudiera desarrollar a partir de su personalidad, se flexibilizaran las normas para cubrir las necesidades familiares y personales.. en fin que el trabajo tendría que ser un camino de satisfacciones, retos, encuentros, conflictos pero sobretodo, una vía para que cada persona desarrolle su mayor potencial de preferencia para la construcción de sociedades más democráticas, horizontales, equitativas, justas.

pd2. El trabajo "Godinez" también tiene lo suyo, hasta ahora he podido identificar algunas situaciones que causan ciertos placeres como cuando:

- Llegas antes que el o la "jefa"
- Te entregan tu pedido del catálogo
- Te dan la tarde libre
- Se organiza el festejo godinez con pastel y decoraciones
- Te toca ser el primero en la lista para calentar tus "topers"
- En el camino de ida o de regreso te toca sentada en el transporte público
- Cuando sin darte cuenta ya es hora de comer o de salir
- Cuando no hay nadie más que tú en el baño
- En el momento en el que llega el aroma de que el café está listo
- Cuando llega el día de pago