jueves, 19 de octubre de 2017

Sobre sacudidas y solidaridad

Ya un mes desde el terremoto del 19S, como le comenzamos a decir en la era de las abreviaciones, un mes que ha sido tiempo (no suficiente, pero ni modo) para que me caigan varios "veintes". Aunque sigo con muchas preguntas, algunas más tontas que otras, pero por ejemplo ¿qué ha pasado con todos los alimentos, muebles, recuerdos que se quedaron en los edificios en peligro de derrumbarse a los que nadie ha entrado? ¿cómo se recupera la sensación de hogar de quienes ya lo perdieron? ¿cuánto tiempo pasará hasta que los damnificados obtengan lo que merecen? ¿cuánto tiempo pasará hasta el siguiente desastre natural? ¿qué otros movimientos (como los registrados en Coyoacán y Tlalpan) se vendrán? En fin.... escribiré un poco de otras cosas que he estado pensando a ver si alguien se identifica de casualidad...

Debo aceptar que al momento en el que la tierra se movió, primero no creí que era verdad, como diría mi amiga Gaby, pareció una mala broma de la Tierra elegir el mismo día que el terremoto del 85, pero después me emocioné como pensando que estaba viviendo algo histórico, aunque claro que también me asusté (y comencé a respirar como embarazada en parto) sobre todo por los gritos de algunas personas del edificio en el que me encontraba (un 4° nivel en la del Valle) Hubo quien gritó, también hubo quién se quedó en estado de "shock", algunas personas no siguieron ni cerquita el protocolo y además corrieron y empujaron, porque como dice mi amiga Silvia, en momentos de peligro los animales tienen tres opciones: inmovilizarse, huir o defenderse, pero ¿cómo defendernos ante la naturaleza? Pues creo que México lo tiene muy claro, uniéndose en acciones solidarias y creo que estamos entrenados, porque nos hemos tenido que defender seguido contra nuestros propios gobiernos y lo vamos a tener que seguir haciendo; pues si bien es un alivio no haber nacido en un país con guerras (si no contamos la del narco), lo cierto es que vivir en un país con sismos, inundaciones, crímenes, tanta desigualdad y corrupción, nos invita a que intentemos sacar nuestras mejores armas cada día ¿cuáles son esas? Pues no lo tengo taaaan claro, pero admito que ver tantas casas con las puertas abiertas para las y los damnificados, familias enteras mudándose a sitios de sus conocidos, miles de cabezas con cascos y chalecos dispuestas a escarbar, cientos de autos llenos de acopio, desconocidos haciéndose amigos en las cadenas, indiferentes levantando brazos para guardar silencio y esperanza... me hace pensar que tenemos más armas positivas de lo que creemos y de lo que decimos, porque bueno, seguirán saliendo muchas anécdotas en cada conversación (porqué sí!, debemos aceptar que el terremoto será tema de por lo menos los siguientes ¿30 años?) y qué bueno, para eso sirve el movimiento desde mi punto de vista y no volveremos a ser los mismos ni las mismas y quizá pasen meses hasta que baje el dolor de quienes perdieron a alguien. 
También pasará tiempo hasta que volvamos a bañarnos con tranquilidad sin pensar en lo "gacho" que sería que nos agarrara en ese instante con nuestro cuerpo todo enjabonado.... o años hasta que se haga ley que los 19 de septiembre sean vacaciones obligatorias y debamos salir con casco a la calle o algo así...
En fin que ya comienzo poco a poco a tomar esto de manera menos negativa y más propositiva, pues creo que de eso se trata, el terremoto nos ayuda a conocernos a nosotrxs mismxs, a que se muevan energías para la reconstrucción, para la supervisión de lo que se hace con nuestros recursos y para pensar opciones que disminuyan las desgracias en nuestro territorio (¿o mejor nos vamos a vivir a otro lado? jeje) admito que a veces ganas no me faltan, pero también admito que este país me causa muchas curiosidades, inspiraciones, placeres y orgullo (aunque también a veces lo odio)  
Sin embargo cada que me subo al pesero y el que se sube desde atrás pasa su moneda de mano en mano para pagar y nadie sale de "gandalla" y hasta le regresan su cambio, recuerdo que la solidaridad anda suelta en este país y bastan algunas sacudidas para tomarla y no dejarla escapar.