lunes, 23 de abril de 2018

Impresiones imprecisas después del primer debate (elecciones presidenciales México 2018)




Después del primer debate presidencial me dan ganas de debatir y tantitas de llorar, aunque también reí mucho (de pena ajena sobre todo), bueno el caso es que tengo varios sentimientos democráticos encontrados o mejor dicho, medio perdidos, por eso quiero escribir, a ver si con eso se acomodan.
Primero debo confesar que hasta ahora no he leído mucho sobre las propuestas de cada uno de los candidatos y candidata, tenía la esperanza de que al escucharles ayer, me pudiera enterar mejor, pero eso no sucedió, entonces ya tengo un primer sentimiento identificado : decepción; y una primera tarea, ponerme a leer sus proyectos y también tengo una propuesta: que exista en todas las oficinas de gobierno, un muro de propuestas o algo por el estilo en el que sea posible que todos y todas, nos podamos enterar. 
Segundo, me di cuenta de que, aunque es un gran avance que se realicen debates y que estemos pendientes de ellos, tiene que haber un avance en cuanto al formato de los mismos que ponen mucho énfasis en las personas y poco en los proyectos y que no dan tiempo suficiente para que realmente se dé un debate; para mi gusto, habría que pensar en reglas que no permitan que la mayor parte del tiempo se vaya en que los candidatos se ataquen unos a los otros, lo que me hizo tener un constante sentimiento de frustración pues por un momento me pareció que estaba viendo las luchas libres, pero aburridas.
Otra situación que sentí es que cada candidato, a su estilo, por lo menos dijo una cosa inteligente,  (aunque también todxs dijeron mucha estupidez, unos más que otrxs) el problema es que no parecía que se escucharan y eso me apanicó, pues no imagino tener un presidente que no sea capaz de escuchar, ni a las moderadoras (que hasta eso lo hicieron bien) ni a sus compañeros de debate, pues mucho menos escucharán a quienes los elijamos en esa posición.
La preocupación es el sentimiento que tuve más presente en todo el debate, preocupación de ver el narcisismo de cada unx, la preocupación de que cada unx utiliza la mentira y manipulación para sentir que tiene poder, la preocupación de que ninguno de los presentes, realmente sea algo "nuevo" y "refrescante" para este país al que le urge que lleguen proyectos congruentes, sinceros, bien armados (pero para quitar las armas) y planteados más allá de un sexenio, estoy preocupada porque no veo cómo podremos avanzar en nuestra democracia que se parece más a un reality show en el que los memes son lo único que reconforta nuestros corazoncitos, pues nos recuerdan que quienes son "políticos de profesión", también son seres humanos, no tan alejados de quienes somos nosotros, aunque a veces no lo parezcan y su comportamiento sea más de "monigotes" con discos grabados (y rayados), a quienes a veces parece que se les ha olvidado reconocer sus errores, presentarse como imperfectos, con historias contradictorias, con miedos, con fracasos.
En fin, el debate me dejó con un mal sabor de boca, pero con ganas de platicar y seguir pensando en qué tipo de gobierno queremos, más allá del presidente, cómo pensamos entrarle las y los ciudadanos a la construcción, exigencia y transformación de las condiciones de vida tan complejas, desiguales, violentas, injustas que exigen cambios de fondo en nuestras formas de vida, en nuestras relaciones, en la educación que permita que seamos sociedades en paz.
Sí, un buen presidente puede ayudar y guiar y, sí tenemos que salir a votar, lo más informados posible, pero también, es necesario seguir abriendo la conversación, hasta que un día logremos que la elección presidencial sea un simple trámite en el país en el que ya quepamos todxs de manera digna, creo que se van dando algunos pasos y me quedo poquito contenta (aunque falte mucho por hacer y falte, por ejemplo Marichuy en los debates), pues he sentido que muchas personas queremos entrarle, aunque no sepamos ni cómo, ni con quién, al menos ya sabemos para qué y en las redes y en las reuniones vamos platicando de nuestras posturas políticas, ojalá este proceso electoral sea otro más de los despertares que todas las culturas necesitan para pensarse a sí mismas. 

Tomemos postura, pero no por las personas que quieren ser presidentes, sino por las ideas que mejor le harían a este país. Está difícil, pero no dejemos de intentarlo.




Y bueno es necesario que logremos cambiar desde lo más profundo, pero para ello hay que tener claro que: 


Así, tachando el No, pues es urgente hablar, debatir de verdad.