jueves, 31 de mayo de 2018

amar es de valientes y casarse también

Hicimos 8 horas de camino, como si fuera procesión, para llegar a una hermosa ceremonia Maya, el primer acto de 3 que formaron parte de una serie de eventos de compromiso y cariño entre mi hermanito Diego y mi nueva hermanita Lety, eventos que se realizaron entre el 25 y 26 de mayo, quienes, junto con sus familias llevaron a cabo uno de sus primeros grandes y colectivos proyectos juntos: su bodorrio.
Este ritual muy bello, que debido al retraso que provocó el accidente en la carretera tuvo que llevarse a cabo en la noche, estuvo lleno de simbolismos, olor a copal, emociones desbordadas y una luna y estrellas que apoyaron en el esfuerzo de la pareja de sacerdotes mayas para llevar a cabo esta unión de amor.
Al siguiente día, nos pusimos más guapos y guapas que de costumbre y nos dirigimos a Jardines de México, esta vez para la celebración de la boda católica y civil.
Ya ahí, el calorcito nos recordó que nuestro cuerpo está hecho 60% de agua que salía de nuestros poros, mientras el paisaje nos decía que, si existe el paraíso, sin duda es un jardín.
La misa duró su ratito seguida de una sencilla y bella boda civil que complementó bien y cerró la serie de eventos protocolarios con broche de oro; con un beso del marido y la mujer que decidieron libremente unirse con todas las de la ley.
El brindis en la salita lounge fue el aperitivo para el salón, hermosamente decorado y lleno de tantas personas que han formado parte de la historia de Diego y Lety de diferentes maneras.
El festín ya comenzaba con platillos variados, fotografías, mucho baile y emociones de esas que las diferentes clases sociales y culturas han decidido canalizar casi siempre en rituales colectivos.
Diego y Lety iban y venían, sonriendo, abrazando, riendo con algunos borrachitos y bailarines que dejaron todo en la pista.
Llegó la hora del ramo, de la liga, del pastel, de los chilaquiles y de los mariachis, de la mesa de dulces y de todo aquello que se ofrece como agradecimiento o como muestra de la abundancia que se busca que siga en su vida de esposos, fue boda maratónica de casi 14 horas, un evento que queda en mi memoria atesorado como un día que agradezco mucho pues puede ver a mi hermano hacer un compromiso con el amor de su vida, estando de testigos familiares, amistades, primos y primas que llegaron de lejos, amigos de la infancia de ambos, sus compañeros del trabajo, seres queridos y un gran etcétera de quienes pudieron formar parte de este momento histórico en el que un gran amor se festejó y una parte de la historia de Diego y Lety comienza.
 Los conocedores dicen que el matrimonio no es fácil, ¿y cómo lo va a ser? si amar es de valientes, casarse aún más....
¡Qué vivan los esposos, qué vivan las fiestas, qué viva el amor!