sábado, 2 de marzo de 2019

Transformaciones verdes (nueva parte 1)

Me quedé sin trabajo de una forma inesperada, pero la vida siempre nos sorprende con oportunidades para volver a empezar.
Esta afirmación es casi siempre cierta, sin embargo, ese comienzo nunca parte de cero sino desde donde nos quedamos hasta ese momento; y bueno, yo me quedé con muchas ilusiones, experiencias e inquietudes que afortunadamente han ido encontrando oportunidades para florecer. 

Esta tierra fértil, que estoy apenas descubriendo se encuentra en una zona de la ciudad a la que difícilmente pensé llegar con la profesión que elegí, pues es una de las zonas con más empresas multinacionales, bancos, centros comerciales y esas cosas a las que, como pedagoga de la UNAM, no aspiré. ¿Les ha pasado que la vida los pone en sitios a los que pensaron jamás pertenecer?
Bueno, pues yo no pensé ser feliz en Santa Fe (tal vez sólo en la de Nuevo México, de donde es mi abuela) pero en la de esta CdMx llena de desigualdades, y tráfico, no.

Pues estas semanas me ha pasado y he podido darme cuenta de que "más rápido puede caer un prejuicio que una coja" y aquí estoy, derribando contenta algunos prejuicios en la Universidad Iberoamericana. Así es, en una universidad jesuita, privada y mucho más abierta, interesante e innovadora de lo que pensaba.
Esta nueva oportunidad laboral, llegó gracias a las redes que pude construir en la FFyL de la mano de Miguel Escobar, con quien siempre estaré agradecida por lo mucho que ha influido en mi formación profesional; la cual estoy segura que así como sucedió en COPEEMS, en este Programa Universitario para la Sustentabilidad, también seguirá enriqueciéndose. 
Enriquecerse, un verbo volátil que me gusta usar cuando no tiene que ver con cuestiones materiales, sino espirituales, de esas que ocurren de la mano de otras personas, saberes, emociones. Enriquecerme es lo que ya comencé a hacer al conocer las ideas de, por ejemplo María Novo , mujer que resuena en mi espíritu y a quien estoy ansiosa por seguir descubriendo.
Descubrir también es un gran verbo y estoy segura de que eso es lo que me irá sucediendo cada día de esta nueva oportunidad y espero que estos descubrimientos sean para acercarme más a los caminos que me apasionan y que son tan urgentes, como lo es el cuidado de nuestro planeta. En este puesto que me toca ocupar, en específico estoy participando en cuestiones de formación para el desarrollo de competencias para la sustentabilidad ¡Qué urgente y necesario! y aquí hay un poco más de contexto de la urgencia:  Estamos contra tiempo

Este momento crítico exige todas nuestras energías (renovables, de preferencia) para transformar nuestras realidades sociales y ambientales. 
En este país con varios megaproyectos en puerta y muchos otros ya devastando comunidades enteras (con mineras, hidroeléctricas, trenes, aeropuertos, etc.) y con los niveles de contaminación que se manejan en agua, aire, suelo; o con la violencia que se vive día con día, es más que indispensable que nos asumamos como sujetos de transformación, como guardianes de vida para evitar tantas extinciones y para recordar que no somos los dueños de la Tierra.

Ojalá la pedagogía, siga llegando a estos espacios a los que aparentemente no pertenece, espacios rodeados de edificios, pero también de desigualdad y sobre todo de diversidad y de oportunidades de aprendizaje, y la Ibero es un reflejo de eso.

Me alegra formar parte de este equipo y de este proyecto sustentable.
Ojalá mi presencia en este espacio, este tiempo, esta comunidad, sea útil para (sino revertir) al menos evitar que sigamos destruyendo tanto en tan poco tiempo. 
Es un gran reto, pero no hay vuelta atrás y en el caso de nuestra Tierra tampoco creo que haya nuevos comienzos.
Es urgente que más personas podamos comprometernos para revolucionar muchos ámbitos de nuestras realidades y ojalá lo hagamos como mujeres, pues como dice María Novo:
"las mujeres hemos hecho una gran revolución y la hemos hecho sin pegar (casi) ningún tiro"