lunes, 25 de octubre de 2021

Berlín. Primeras impresiones

Creo que no hay manera más fascinante de darse cuenta de cómo el tiempo es relativo, que cuando se viaja y yo ya llevo poco más de 1 mes acá, sin embargo, algunos momentos siento que llegue ayer y otros parece que llevo aquí muchos meses.

Desde que llegué a Berlín, mis días han estado llenos de primeras veces, tales como caminar por ciertas calles que tienen árboles gigantes y con hojas rojas, amarillas, naranjas, mirar edificios muy hermosos que sobrevivieron a la guerra y otros medio feos que surgieron después (no entiendo por qué no conservaron el estilo anterior), subirme a transportes que no conocía y darme cuenta que no tienen música, ambiente, luces neón (sino que puede ser más aburrido, pero limpio, tranquilo y lleno de tecnología); he podido probar pasteles deliciosos, pero frutas que a veces no saben a nada,  (no es el caso de las manzanas ni los frutos del bosque que por suerte vienen de árboles cercanos)

Estas semanas también he aprendido nuevas palabras; desde que retomé mis clases de alemán, ha sido divertido descubrir cómo el alemán tiene un ritmo, una musicalidad, una estructura tan diferente a la del español, aprendiendo este idioma, me he acercado aún más a la lógica cultural de Alemania. Además desde esta ventana que es Berlín, he presenciado la diversidad que permite el continente Europeo. Como ejemplo, les cuento que el viernes fui a un StandUp en donde estuvieron personas de Argentina, Ucrania, Rumania, Estados Unidos, Uganda, Chile, Venezuela, Afganistán, India, Francia, Dinamarca y Lituania; además, en mi clase de alemán, mis compañeros son de Italia, Albania, Nigeria, Costa Rica y Corea del Sur. Es increíble que podamos ir construyendo sociedades tan diversas y ojalá un día todos y todas tengamos acceso a los mismos derechos.

Además de la diversidad, me ha llamado la atención que acá, los domingos son muy pocas las tiendas que abren, como una manera de motivar que las y los trabajadores tengan tiempo libre con sus familias; esto también impacta en que los paseos, puedan hacerse más hacia espacios abiertos que hacia centros comerciales.

Entre otras novedades, ha estado poder tomar el agua de la llave, que es emocionante saber que viene potable, tener que vestirme con miles de capas al salir y quitármelas todas al entrar, porque las casas tienen potentes calefacciones. 

Todo lo que voy viviendo, en ocasiones me hace sentir como si estuviera soñando. 

Es verdad que a veces me dan ganas de despertar en México, pero también es verdad que acá, he tenido varios despertares, pues la distancia siempre ayuda para repensar lo que uno quiere en la vida, para valorar lo que se tiene y para tomar conciencia de las herramientas con las que se cuenta.

También vivir en países como Alemania, es una buena oportunidad para conocer condiciones diferentes y por un lado aplaudir que haya un Estado que mantiene el transporte limpio, que siembra árboles, que protege derechos laborales, que en general respeta la migración, etc. Pero por otro lado, que también tiene problemas, los cuales sólo pueden irse resolviendo con una ciudadanía comprometida, que por ejemplo, hace poco se ha posicionado en contra de empresas que se han apoderado de la vivienda y que luchan por arrendamientos justos.

 En fin, que este viaje ha sido de mucho aprendizaje, a veces algo frustrante, por ejemplo cuando veo a mi pareja haciendo un millón de trámites para registrarme (que si en la salud, en la policía, como ciudadana, en el régimen de impuestos, etc.), pero también ha estado lleno de satisfacciones, como cuando aprendo palabras nuevas, veo paisajes muy bellos, conozco a la comunidad latina de acá o pruebo comida deliciosa casera o de restaurantes de otros países. 

Todavía no es muy claro cuánto tiempo viviremos acá, pero me siento afortunada pues, además, las personas con las que vivo son muy agradables. 

Por el momento me propuse disfrutar y sacarle el mayor provecho a esta oportunidad y aunque debo decir, que los fríos de Berlín son bastante potentes, el otro día vi a una valiente mujer que se desnudó y se metió a un lago helado. Tal vez cambiar de país es un poco eso, hasta que aprendes a nadar en el lago y encontrar tu propio calor.