miércoles, 20 de julio de 2022

Un día muy mágico o de cómo entramos gratis a ver a #Coldplay

(English version below) 

"Me gustaría ir a Mexikoplatz", me dijo  mi prima mexicana-suiza que vino de visita a Berlín por un par de días.

Yo estuve de acuerdo, pues entiendo muy bien esa sensación que tenemos las personas que vivimos lejos de nuestro país de querer conocer cualquier cosa que se relacione con él. 

Entonces después de hacer deporte, nos seguimos a conocer esa plaza y planeábamos de ahí, ir al lago a aprovechar el lindo clima que No sucede siempre por estas tierras. Sin embargo nuestro plan tuvo un pequeño giro cuando al llegar a la estación del S-Bahn Mexikoplatz, me detuve por un momento porque me llamó la atención un sobre que estaba encima de las máquinas para sellar boletos, al tomarlo, me quedé petrificada cuando vi el contenido del mismo.

Mi prima y yo nos volteamos a ver con una mirada cómplice y desde ahí comenzó una montaña rusa de emociones, interpretaciones, dilemas morales.

¿Qué debíamos hacer con ese par de boletos para ver a Coldplay en un par de horas en su última fecha en Berlín?

Yo no podía creer lo que estaba pasando y revisé los boletos minuciosamente intentando encontrarle la trampa, también observé a mi alrededor para ver si no habría cámaras observándonos o una persona tratando de agarrarnos en alguna "movida". ¿Todas las personas somos así de desconfiadas cuando algo "bueno" nos sucede?

No lo sé, pero era demasiado bueno para ser verdad. Yo tenía ganas de ver a Coldplay desde México, sin embargo el concierto coincidió un día después de mi vuelo a Berlín y bueno los boletos para verlo acá, además de estar fuera de mi presupuesto porque Euros, pues volaron muy rápido, así que la posibilidad de verlo ya no estaba en mi radar, hasta que un hombre cambió mi historia.

El sobre tenía el mismo nombre que mi suegro alemán y una dirección ubicada en el pueblo de mi otro suegro alemán (que es padrastro de mi esposo), esa combinación me pareció como una señal cósmica; ya saben que los seres humanos nos buscamos explicaciones a todo y a mí en general, me gustan las explicaciones mágicas y más cuando se trataba de una de mis bandas musicales favoritas, así que eso era magic.

Con eso en mente, pero también tratando de ser cuidadosas, decidimos buscar el nombre que traían los boletos en internet y encontramos en google un teléfono, nos intentamos comunicar, pero no obtuvimos respuesta, así que decidimos que si lográbamos entrar pues era un regalo del universe

Con eso en mente nos dirigimos al Olympiastadion en ropa deportiva y cosas para ir al lago en nuestras bolsas (jaja)



, claro que también con un estómago lleno de mariposas que me recordaron la primera vez que vi a Coldplay gracias a mi querido amigo Sebastián hace más de 12 años en el Foro Sol, en donde llovieron mariposas de papel.


 Al llegar, intentando ocultar nuestro nerviosismo en la puerta, pasamos los boletos por la máquina y "pum!" que funcionan sin ningún problema, nadie nos pregunta nada y bueno lo demás ya es parte de las noches más SINPALABRAS que he tenido.

Lloré, grité, bailé, y me quedé con un gran agradecimiento porque existan bandas como ellos que tienen un compromiso inmenso con este planeta, logran mover a tantas personas con su música e iluminan a donde llegan. 


Y por supuesto que no dejo de pensar en Dieter de Oldenburg a quien le agradeceré infinitamente por habernos dado ese regalo.

Tenemos muchas hipótesis sobre lo que pudo haber pasado para que dejara los boletos en Mexikoplatz, pero nuestra explicación favorita, es que es un ser humano generoso que no pudo ir al concierto y quiso que otras personas pudieran disfrutarlo (Vielen Dank!)

Y bueno, así ya pasó a la historia ese 13 de julio de luna llena, el día del fallecimiento de Frida Kahlo en el que en Mexikoplatz sucedió algo milagroso y Coldplay nos puso a jugar y recordar que Viva la vida




English Version

"I would like to go to Mexikoplatz," said my Mexican-Swiss cousin who came to Berlin for a couple of days.


I agreed, because I understand very well the feeling that we who live far away from our country have of wanting to see anything that is related to it. 


So after doing some sport, we went on to see the square and from there we planned to go to the lake to enjoy the beautiful weather, which is not always the case in these parts. However, our plan took a slight turn when we arrived at the Mexikoplatz S-Bahn station and I stopped for a moment because I noticed an envelope on top of the ticket stamping machines, and when I picked it up, I was petrified when I saw its contents.


My cousin and I turned to look at each other with a knowing look and from there began a roller coaster of emotions, interpretations, moral dilemmas.


What should we do with that pair of tickets to see Coldplay in a couple of hours on their last date in Berlin?


I couldn't believe what was going on and checked the tickets thoroughly trying to find the catch, I also looked around to see if there wouldn't be cameras watching us or a person trying to catch us in some "move". Are all people this suspicious when something "good" happens to us?


I don't know, but it was too good to be true. I was looking forward to seeing Colplay from Mexico, but the concert coincided one day after my flight to Berlin and the tickets to see him here, besides being out of my budget because Euros, flew very fast, so the possibility of seeing him was no longer on my radar, until a man changed my story.


The envelope had the same name as my German father-in-law and an address located in the town of my other German father-in-law (who is my husband's stepfather), that combination seemed to me like a cosmic sign; you know that human beings look for explanations to everything and I generally like magical explanations and even more when it was about one of my favourite bands, so that was magic.


With that in mind, but also trying to be careful, we decided to look for the name on the tickets on the internet and we found a phone number on google, we tried to call, but we didn't get an answer, so we decided that if we could get in, it was a gift from the universe. 


With that in mind we headed to the Olympiastadion, of course also with a stomach full of butterflies that reminded me of the first time I saw Colplay thanks to my dear friend Sebastian more than 12 years ago at the Foro Sol, where it rained paper butterflies.

When we arrived, trying to hide our nervousness at the door, we passed our tickets through the machine and "bang!" they worked without any problem, nobody asked us anything and well, the rest is already part of the most "withoutwords" nights I've had.

I cried, I screamed, I danced, and I was very grateful that there are bands like them who have an immense commitment to this planet, who manage to move so many people with their music and illuminate wherever they go. 

And of course I can't stop thinking about Dieter from Oldenburg, whom I will thank infinitely for giving us that gift. (Vielen Dank!)

We have many hypotheses about what could have happened to make him leave the tickets at Mexikoplatz, but our favourite explanation is that he is a generous human being who couldn't go to the concert and wanted other people to enjoy it (Vielen Dank!).


And well, that's how that full moon July 13th went down in history, the day of Frida Kahlo's death when something miraculous happened in Mexikoplatz and Coldplay made us play and remember that Viva la vida!


Translated with www.DeepL.com/Translator (free version)


lunes, 4 de julio de 2022

Color y calor en Berlín

Junio 2022

 

Empecé a hablarles a mis plantas en alemán, ¿o será que con cualquier idioma nos podemos comunicar con ellas?

Por fin me compré una bicicleta usada o con historias, como me gusta llamarle a las cosas que son de segunda o cuarta mano. Estoy feliz pedaleando con ella por las calles de Berlín, el aire se siente muy fresco cuando la uso, las calles se ven más bonitas y los caminos se vuelven muy disfrutables; ojalá todas las ciudades nos permitieran andar en bici de forma segura.

Visité un museo con mi suegro y Adrián sobre la historia de Berlín, comí en el restaurante que dice ser el más antiguo y confirmé lo poca cosa que es cada vida humana cuando vemos hacia atrás en la historia, pero también lo grande que puede ser alguien que como Hitler, arruinó tantas vidas en tan poco tiempo, no seamos nunca como él, gracias.

Empecé a cuidar a Fritz, un pequeño de 4 años que solo habla alemán; ha sido un reto, pero me alegra que el lenguaje del juego no siempre requiera de palabras.

Por primera vez sentí Mucho calor en Berlín, es chistoso que sea tan cambiante el clima por aquí. A veces pienso que Berlín es como un adolescente que no sabe moderar su temperamento y se refleja en la volubilidad con la que cambia el clima y yo que pensaba que la Ciudad de México estaba loquita en eso; pero no, acá sí cada día es una sorpresa, con decirles que de un día a otro cambió 17 grados. Lo bueno ha sido que a falta de temblores, acá duermo en calzones con más confianza.

Fui a ver a un amigo tocar con un grupo intercultural y conocí un instrumento de Indonesia que me pareció muy bello, siempre confirmo que la música, es el lenguaje con el que es posible recordarnos que somos una especie evolucionada que no requiere guerras para estar en paz.

Hice un amigo alemán muy mayor en el "Sprach café" en el que practico alemán y me contó que él y muchas otras personas todavía tienen dolores corporales y emocionales que les dejó la guerra que vivieron en sus infancias; dice que debemos luchar mucho porque no haya más guerras en ningún lugar y que si más personas entendieran lo profundo que quedan las cicatrices, tal vez lo lograríamos.

Me junté con un grupo de mujeres que hablan español y todas tienen hijes menos yo, me contaron lo difícil que es la maternidad fuera del país de origen, pero también lo hermoso que Berlín puede ser para la crianza; así es esto ¿no se puede todo verdad?

Pienso mucho en qué factores debemos tomar en cuenta Adrián y yo para decidir dónde y cuando tener hijes, ¿alguna recomendación? Me gusta creer que llegará un día en el que algo tocará a mi cuerpo y me dirá ¡es ahora!, pero también me gusta planear todo minuciosamente, prepararnos, mentalizarme bien, leer sobre crianza, nutrición, embarazo, luego me da risa ser tan ridícula.

Fui a un paseo en río muy agradable y entendí que el primer mundo tiene más que ver con cuidar nuestros lagos, bosques, aire, etc. que con la "riqueza" de ciertas personas, ojalá lo entendieran más seguido quienes están en el "poder".

Muchos días he pensado en mi abuela y en su manera de vivir su cotidianidad a partir de los platillos que va a cocinar y entonces me queda claro que la vida también está anclada en los sabores que logramos, con quienes los compartimos y de qué manera penetra el tiempo a través de cubrir nuestras necesidades. Este mes cociné para unas visitas queridas y me salió muy rica una polenta; descubrí que hacer un platillo medio argentino, pero a base de maíz, con productos alemanes, escuchando música en inglés y complementarlo con un vino español, es una bonita forma de conjugar las nacionalidades que forman parte de lo que soy.

Las mezclas son lo que mejor sabor le da a la vida ¿no?

Ojalá eso lo entendieran quienes están en contra de las personas migrantes.

Berlín es tan multicolor, me gusta, aún con mucho calor.