Hace mucho, de hecho en algún momento en el que mi memoria no anidaba con claridad las experiencias , empecé a jugar.
Jugaba para saber hasta donde llegaba mi brazo, qué forma tiene la luz o cómo caen los objetos, para apropiarme del tiempo y descubrir que jugar por horas puede parecer un ratito y estar sin jugar sentirse como una eternidad.
Jugando descubrí mi cuerpo, los placeres e incluso los dolores, en un juego descubrí lo que es perder y comprendí que para jugar con alguien hay que llegar a acuerdos, reglas, límites o esas claves que se convierten en códigos de convivencia , cuando sabes que un "pidos" significa una pausa o que un "manchado paga doble!" es simplemente un acuerdo de lealtad.
Sólo a través del juego, estar debajo de unas cobijas puede sentirse como un barco en altamar, los brazos abiertos ser alas y los ojos cerrados convertirte en lo que nadie jamás pudo ser; ser perro , sirena o una salchicha , nada es imposible con el cuerpo, la voluntad y la imaginación. Dedos que son pinceles en la tierra, manos como micrófonos o teléfonos, pies patas, aletas o ruedas...
Tomamos al viento de cómplice, al cielo de testigo y comprendemos que es divertido jugar en soledad pero no hay nada mejor que hacerlo en compañía, apropiarnos del mundo y transformarlo, transformándonos, Aprendiendo que vale la pena jugar más para vivir mejor pero que también es esencial saber cuando algo no es juego.
Pero mientras lo sea, inventamos nuevas formas de ser y estar en el mundo, con el riesgo de que al hacerlo, la risa nos deje sin aliento.
Feliz día internacional del Juego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario