lunes, 15 de agosto de 2011

Tango en la nieve

Las nuevas experiencias llegan quieras o no.
Hay algunas que implican un mayor riesgo que las otras, sin embargo eso se sabe poco o nada hasta que algo imprevisto pasa.
Esta semana he tenido muchas nuevas experiencias.
Una de ellas fue conocer la nieve y esquiar. Al final a pesar de los riesgos que existían al realizar una actividad que nunca había practicado, el resultado fue muy bueno.
Puse a prueba algunas habilidades de "control" corporal y mental pues descubrí que a veces una dosis exacta de pocos pensamientos puede hacer que el cuerpo reaccione lo suficiente para evitar caídas, así logré pasar de una pista para principiantes a una de "mayor dificultad" y aumentar los riesgos, pero eso no lo pensé hasta ahora (lo de los riesgos) y creo que esa es una de las razones por las cuales logré evitar las caídas, primera conclusión: a veces al no pensar en los riesgos, evitas caer en ellos.
Sin embargo, hablo mucho de "riesgos" y en realidad no tengo tan claro qué significan.
Arriesgarse es.....¿tomar decisiones que no sabes a dónde te llevarán? ¿actuar sabiendo que no tienes "el control" de lo que suceda contigo o con los demás?
La verdad no lo sé pues si es así, la vida sería un constante riesgo.
Tal vez lo es    y lo que importa es que con cada acción, un riesgo sea sólo aquello que te permite actuar sin saber lo que va a pasar, la constante que nos recuerda que aunque queramos, no se puede tener "el control" de todo. Esto me recuerda  otra experiencia nueva que tuve: mi primera clase formal de tango.
 En ella descubrí lo difícil que es bailarlo y lo diferente que lo vive un hombre de una mujer.
En el tango como en la mayoría de los bailes de pareja, el que conduce es el hombre y la mujer debe completamente saberse llevar, pero con estilo.
La verdad esto me costo bastante trabajo al principio y el maestro pudo notar un poco de mi carácter, no fue fácil hacerme entender que debía estar "flojita y cooperando" pues en el tango "el hombre es el que tiene el control".
Creo que ese era el asunto, lo mucho que me gusta tener el control de lo que pasa, sobretodo conmigo.

Tanto esquiar como bailar tango fueron experiencias en las cuales tuve que "dejarme llevar", pensar poco y actuar.

Cada una me hizo descubrir cosas sobre mi.

Cada una, además me hizo notar lo mucho que se puede disfrutar cuando no  tienes "el control".

2 comentarios:

  1. Así es... a fin de cuentas uno no tiene control ni de lo que piensa o dice... a lo mucho de sus esfínteres. Coincido contigo al suponer que el no pensar en riesgos hace el camino más despreocupado y ciertamente más fácil. Salud!

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  2. Dicen que una de las mejores formas de bailar tango es cerrando los ojos, entregándose a la experiencia con confianza ciega (verdaderamente) en el que nos está guiando. Las pocas veces que me animé a hacerlo fue increíblemente bello.

    Fer O.

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