viernes, 13 de abril de 2012

Pedagogía como lucha por la vida

Cada uno tenemos nuestras formas de ser y estar en el mundo.
Como seres vivos que formamos parte de la naturaleza y como animales que somos, tenemos ciertos comportamientos que van más allá de nuestra voluntad y que como tal conducen ciertas de nuestras acciones. 
Nuestros instintos, deseos, fantasías, emociones, pensamientos, etc. forman parte de lo que somos y conducen nuestra vida cotidiana. En ocasiones tenemos claro la procedencia de nuestros actos a nivel consciente pero muchas veces es el inconsciente el que interviene con mayor fuerza dando lugar a acciones y formas de vida, lo que a su vez nos va construyendo como seres en constante convivencia que deben satisfacer además de las necesidades biológicas, otras necesidades que vamos creando y que nos llevan al desarrollo cultural. El cual como bien menciona Freud conlleva una serie de represiones (diques culturales) con los cuales es posible de cierta forma y entre otras cosas, mantener la especie.

Diferentes estudios antropológicos apuntan a la insuficiencia biológica del ser humano, esto quiere decir que contamos con menos herramientas que los animales para adaptarnos a nuestro medio y como tal requerimos desarrollar otras habilidades que nos permitan transformar lo que nos rodea para sobrevivir, siendo necesario además; que intercambiemos información, técnicas y aprendizajes en general unos con otros para que logremos mantenernos en la historia. Así, nos vamos educando e intentando procurarnos las mejores condiciones en un tiempo y espacio determinados.

A lo largo del tiempo y dependiendo de los diferentes contextos, esa educación pone énfasis en determinados aspectos y es sobretodo a través de la pedagogía que se regulan los procesos educativos y se establecen ciertas prioridades.

¿Cómo surge la pedagogía?

Existen diferentes teorías, sin embargo, una de las que más me gusta tiene que ver con esas pulsiones que forman parte de nosotros y nosotras desde el punto de vista del psicoanálisis (pulsión de vida o Eros y pulsión de muerte o Tánatos) las cuales me parece que se involucran con estas ideas que Foucault interpreta de la Grecia antigua en dónde la pedagogía se encarga de poner límites a la entrega total de los seres humanos. En pocas palabras, busca que la pulsión de vida Eros impere sobre la de Tánatos, pulsión de muerte. Además de regular y fomentar ciertas conductas que eran valoradas por los griegos, tales como la belleza o la verdad. 
Así, la pedagogía ha ido definiendo qué comportamiento es deseable en los seres humanos y las formas en las que el mismo va transmitiéndose o cambiando con el paso del tiempo y las diferentes sociedades.

Eros o pulsión de vida, va manifestándose de diferentes formas.
Identificar el cuerpo como ese espacio erótico que nos diferencia pero al mismo tiempo nos unifica y empareja es una de las partes más importantes para empezar a ver esas manifestaciones, las cuales van ligadas a nuestras emociones, pasiones, deseos, fantasías y todo aquello que nos da individualidad, que nos aleja y nos acerca. Estos y otros aspectos forman parte de nosotros mismos.

La Pedagogía Erótica es una de las opciones que nos permite ubicarnos con nuestras diferentes pulsiones y trabajarlas dentro o fuera del aula, también como un complemento para entender lo que sucede en nuestra realidad (para mayor info. consultar lrealidad.filos.unam.mx)  Con ella podemos conocernos tanto en la individualidad como en la colectividad y pensar juntos las posibilidades que tenemos para preservar la vida en su totalidad.

Como seres humanos nos entregamos ante muchas grandezas, sin embargo también es parte de nuestra naturaleza lograr vencer esa entrega inmediata para seguirnos construyendo y encontrar nuevas formas de ser y  estar en el mundo con Eros por delante y Tánatos en la medida de lo posible jugando a nuestro favor.




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