Había una vez un par de primas que querían conocer una tierra mágica (y majica) en la provincia de Aragón, cerca de Zaragoza que lleva el nombre de Zuera, donde les habían dicho que vivían personas con su apellido; pues hace muchos años, su tatarabuelo formó parte de la historia de ese lugar al ser el primer oceanógrafo del rumbo,republicano que quiso difundir la ciencia e ideas de Darwin para el pueblo y luchó por valores de igualdad, libertad y fraternidad, a quienes algunos llaman el "Santo laico de Zuera".
Ellas con el deseo de encontrar a esas personas con su apellido, hicieron uso de las redes sociales e investigaron si sería posible encontrarse, aunque pensaban: cómo sin conocerlas alguien podría recibirlas en su casa? Qué tan familia podían ser si sólo compartían lejanas coincidencias? Con esas preguntas en mente se lanzaron a la aventura y en Zuera encontraron cosas que no imaginaban...
Tres días bastaron para que entre paseos, charlas, comida y risas, quienes parecían desconocidos se convirtieran en tíos, tías y primos, incluso más de uno que sin llevar el apellido "de Buen" logró entrar en sus corazones por la sencillez, inteligencia, simpatía, generosidad y otros valores más con los que iban por la vida.
Al final las dos primas se fueron felices de ese lugar en el que no sólo encontraron que su apellido las unía con valores e ideales que en la historia de Zuera y España están buscando construir un mejor mundo para todas y todos sino que también ese "de Buen" que les tocaba llevar les abría posibilidades para conocer personas íntegras a las que en poco tiempo lograron reconocer como familia y con las que confirmaron que eso a lo que llamamos "familia" se construye con las historias que compartimos pero sobretodo con el cariño que nos procuramos unos a otros.
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