Se comienza tomando una dosis de amor propio y
desencadenándose de esas palabras que limiten los pasos, hurtando sólo los
recuerdos que provocan sonrisas y abrazando cuántos más amigos sea posible.
Se buscan los pedazos y se pegan con canciones
que estremezcan al cuerpo, se realizan aquellas actividades que provocan
vibraciones en el interior parecidas a los latidos del corazón. Danzas,
corridas, nadadas, escrituras y comidas.
El universo debe aportar brillos de
estrellas, consuelo de luna y rayos de sol que a ras de tierra despeguen los
pies un poco del aquí y el ahora.
Deben hacerse baños para curar los daños,
con jabones de aromas refrescantes y esponjas de masajes penetrantes.
Las lecturas tienen que realizarse a diario para depositar sueños frustrados e imaginar mundos renovados.
Las lecturas tienen que realizarse a diario para depositar sueños frustrados e imaginar mundos renovados.
En caso de llanto se recomienda buscar un
rinconcito de comodidad que amortigüe el escurrimiento de mocos y la
concentración de lágrimas.
La clave de esta receta muchas ocasiones se encuentra en el paso del tiempo, que como un río deja fluir los sentimientos.
La clave de esta receta muchas ocasiones se encuentra en el paso del tiempo, que como un río deja fluir los sentimientos.
Se recomienda consumir sustancias
placenteras tales como helados, chocolates, pasteles y frutas que con su
glucosa hagan que se ponga mejor la cosa.
Si se cuenta con animales cercanos, es
importante invitarlos a los rituales de sanación.
Entre otras cosas se debe buscar bien
adentro lo que no se ve para sacarlo como se pueda, sobretodo lo que ya no
sirve para la autorrealización.
Por último los corazones rotos pueden ser
inyectados de latidos de otros corazones que estén dispuestos a compartir
poesía y dar lo mejor de sí mismos, enfrentar miedos, construir esperanzas y
latir tan fuerte que se contagie, los pasados deben estar mirando a futuros
compartidos y los labios gritar caricias sinceras que recuerden lo mucho que
vale la pena vivir.
pd. saber que hay o ha habido otros corazones rotos por el planeta también sirve por lo menos para sentir compañía aunque sea a la distancia...así que se agradecen los comentarios.
ResponderEliminarDebes saber que hay corazones que, aunque disfrutan cantar, no entienden de poesías. Tal vez por eso tienen facilidad para recordar las palabras de otros corazones. Aquí te dejo una inyección de latidos, que nacieron en un corazón uruguayo y que hicieron eco en el mío para llegar contigo:
ResponderEliminar“Las lágrimas van al cielo
y vuelven a tus ojos desde el mar.
El tiempo se va, se va y no vuelve,
y tu corazón va a sanar, va a sanar, va a sanar.
La Tierra parece estar quieta
y el Sol parece girar.
Y aunque parezca mentira,
tu corazón va a sanar, va a sanar, va a sanar
y va a volver a quebrarse, mientras le toque pulsar
Nadie sabe por qué un día el amor nace.
Ni sabe nadie por qué muere el amor un día.
Nadie nace sabiendo, nace sabiendo,
que morir también es ley de vida”
Tal vez en estas dualidades (nacer-morir, quebrarse-sanar-quebrarse-sanar) los corazones y los amores se hacen fuertes y maduros. Tal vez así encuentran sus caminos. Aunque no me guste la idea de ese verso, tal vez el quebrarse sea el doloroso recordatorio de que nuestros corazones están hechos para sentir, más que para pulsar (en este momento no voy a entrar en discusiones sobre hipotálamos y otras ñoñerías).
Espero que tu corazón sane pronto para seguir nutriendo esa sonrisa tan contagiosa y que lo único que ruede de tus ojos oscuros sea el brillo que tan bien acompaña a esa sonrisa.
Me quedo como anónimo porque creo que lo que necesitas es un corazón y no una cara.
Este fue mi intento, torpe pero sincero, de ofrecerte mi corazón para recargar un poquito esos latidos. Gracias por compartir tu receta.
Hasta pronto, Andrea. Un beso. =)
Tal vez lo que me ha parecido más importante de un corazón roto es curar y no guardar resentimientos ni rencores, saber que por amar se ha vivido la gran experiencia de la vida, que eso siempre hay que agradecerlo a la otra persona que nos lo permitió, que lo dimos y construimos juntos. Acá un poema de Rubén Bonifaz Nuño:
ResponderEliminarLleno de compasión y celos,
he llegado a cegarme en el orgullo
de contemplar la púrpura y el oro
de tu fastuoso amor. He conocido
el lujo inagotable de tus ojos
a punto de cerrarse, el siempre nuevo
sabor de tu saliva, y el suntuoso
sabor que a nada sabe
sino a ti sola.
A conciencia he luchado.
Para darte placer.
Como el buzo que salva las lucientes
arcas de un barco sumergido
he descubierto en ti la ardiente
luz de collares húmedos, coronas,
tiernos metales pálidos,
abiertas gemas increíbles,
fulgor de cetros claros
en los pliegues de sedas intachables.
Nada tenía yo, no pedí nada
—nada en amor puede pedirse—
y, así, me diste todo.
Me enriqueciste tú con el oriente
de tus pechos pequeños, con tus piernas
como lechos nupciales,
con tu gozo de reina embarazada
para siempre a salvo de la muerte.
Y he tenido en mis brazos, en mis ojos,
dócilmente entregados,
la gloria, el brillo, la belleza.
En mí, para mí solo, deslumbrado,
ciego de tanta lumbre.
Y el prodigio de todo ha sido mío
gracias a ambos corazones anónimos por sus compartires, me hacen confiar en qué la vida siempre va mejor cuando se llena de canciones, poesía y solidaridad, va un abrazo.
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