miércoles, 19 de octubre de 2016

Carta a quien me mató



No sé quien eres, te conozco pero hoy no sé quien eres, me decepcionaste y para mí hoy ya no eres el mismo. No se si sentir asco o pena por ti, aunque en el fondo creo que sigo sintiendo que me importas, porque sí soy de esas a las que les importa la vida.
No sé si fui la primera pero espero haber sido la última y que mis gritos, patadas, lágrimas y sangre retumben en tu memoria cada segundo o al menos el rostro de tu madre gritando que pares o el de tu padre, el de tu hermana, tu abuela, para el caso de igual qué rostro habite en ti y te conecte más allá de ti mismo aunque quieras evitarlo; porque es más fácil sentirse solo en el mundo y escuchar los instintos más salvajes y crueles, esos que te llevaron a destruirme, es más fácil ser un cobarde como lo fuiste tú y no amarte ni tantito. Pero la vida no es fácil y por eso vale la pena, aunque tú no entiendas de vida, ni de penas, ni de lo que vale.
Me heriste y acabaste con mi vida por tu incapacidad de sanar tus propias heridas.
Qué lástima.
Dicen que a quienes cometen feminicidios se les achican todos los órganos, sí, leíste bien, todos, incluido tu pito maldito con el que me violaste, también dicen que quien mata nunca descansa, ni vive, por eso no te deseo el mal, al menos yo ya descansé.

Carta encontrada después de un feminicidio:

Ojalá cada hombre (persona) encuentre un camino para sanar sus celos, miedos, machismo y violencia... Ojalá encontremos las maneras de comunicarnos desde la comprensión y el cariño...Ojalá logremos construir caminos que recorrer con seguridad, sororidad y respeto a nuestras diferencias.

Ojalá llegue el día en el que no debamos decir #NiUnaMenos porque ya no haga falta.
Pero mientras sigamos gritando porque #NosQueremosVivas.





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