Hace unos cuantos añitos escribí mi tesis con el título: Ludoteca, espacio de educación y resistencia en un mundo neoliberal, este domingo pude seguir confirmando mucho de lo que ahí apunté.
Jugar, como esa actividad que nos pone en el presente, nos hace sentir nuestros cuerpos, conectarnos con otras personas, conocer más sobre nuestras capacidades y limitaciones; jugar como esa acción que se puede hacer casi en cualquier lugar; cada vez sucede menos, sobre todo en los espacios públicos.
Sin embargo, este domingo 28 de mayo, pudimos celebrar al juego y con ello aprovechar los encuentros, hubo familias enteras que se dejaron llevar sin preocuparse por pagar cuentas, hubo infancias que conocieron por primera vez al yoyo, al balero, a los palillos chinos, a las canicas y otras maravillas que los desconectaron por algunas horas de celulares, televisiones o videojuegos, también hubo ilusión en varias personas que por primera vez pudieron tocar y experimentar con juguetes que de otra manera sería difícil que puedan adquirir. Hubo cuenta cuentos que nos recordaron la relación entre jugar, leer, imaginar.
La ludoteca al alcance de todos y todas es un orgullo de la Fundación México Juega pues significa organizarnos entre personas (voluntarios y voluntarias) que, con su fuerza de voluntad y con un pedacito de su tiempo, hacen posible la construcción de espacios seguros, divertidos, educativos, libres.
Gracias a cada ser que hizo posible esta celebración, gracias a quienes jugaron.
Esperemos con ánimos el siguiente momento en el que podamos volver a juntarnos para jugar, para reír, para imaginar y para recordar que jugar es vivir.
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