Llevo poco menos de dos semanas en el departamento que estaremos habitando Adrián y yo viviendo en Berlín.
Entre mis principales pensamientos ha estado reflexionar lo que significa construir un hogar fuera de mi "hogar natal", donde viven la mayoría de las personas que me vieron crecer, así como la comida, los olores, los climas y gran parte de los recuerdos que he construido.
Es una sensación diferente habitar este nuevo país, en el que apenas voy descubriendo-me.
¿Qué se necesita para construir hogar?
La palabra "hogar" se relaciona con la etimología de hoguera, por lo tanto siempre me remite al fuego, a la luz, a la unión y es por ello que me gusta pensar que no siempre tiene que ver con lugares físicos, sino con la sensación de sentirse amada, en unión con otras personas y con fueguitos internos que se nutren compartiendo charlas, espacios, alimentos, recuerdos y creando intimidad.
En muchas relaciones compartir los secretos, es parte importante de la creación de intimidad, en mi caso no había pensado en eso hasta hoy. El día en el que mi suegra nos heredó su "Sekretär" que ha estado con ella por más de 40 años.
Me parece muy hermoso que así lo llamen en alemán, es como si supieran que ahí se guardan secretos y entonces me pongo a pensar en lo que encontramos al vaciarlo para traerlo acá, que fueron desde fotos, tarjetas de agradecimiento de cuando nació Adrián, cartas, pedazos del muro de Berlín, dibujos de infancia y muchas otras cosas más que forman parte de la historia de la persona con la que me casé y de su familia.
¿Habrá algo más íntimo que nuestras propias historias?
Esta pregunta resuena en mi cabeza mientras escribo mi primer texto en este bello mueble que ya hace parte de nuestro hogar, para mí como algo nuevo; pero para Adrián, como un mueble que lo conecta con la casa en la que creció, con los secretos de su madre y con muchos otros instantes que están en su memoria. Además, este mueble es un vehículo para imaginarme a mi suegra estudiando su licenciatura, escribiendo cartas, leyendo y superando los retos a los que se enfrentaba como mexicana recién llegada a Berlín; me gusta creer que esa es la vocación de este mueble y tal vez es por ello que llamó tanto mi atención.
Tengo la sensación de que hoy creció nuestro hogar y eso se lo agradezco a Lili por su generosidad al compartirnos este Sekretär, que junto con el cuadro que cuelga que hizo mi prima, las cartas que me traje de personas queridas en México y mis propios cuadernos de "secretos", ya forman parte de mis espacios favoritos íntimos en Berlín, es decir, de mis espacios favoritos para alimentar esa hoguera interna que nos conecta entre personas.
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