Terminó mi segundo semestre como docente en mi querida Facultad de Filosofía y Letras. Fue algo hermoso por muchas cosas.
Para empezar, me permitió dar clases presenciales y así retomar espacios que hacía tiempo no visitaba; el gran grupo que me tocó, participó en los juegos, discusiones, presentaciones, clases virtuales, trivias, lecturas, análisis, debates en equipo, representaciones y sesiones autogestivas; siempre con gran disposición, miradas curiosas, respeto.
Pude leer además, sus biografías educativas y emocionarme con su manera de recordar su paso por la educación dentro y fuera de la escuela; también pude maravillarme con su creatividad en las intervenciones que realizaron.
Les estudiantes son una inspiración para mí y más esta generación que a pesar de todo, sigue levantándose para aprender y ser mejores día con día, teniendo claro que la colectividad nos hace más fuertes.
Como siempre es apasionante ver cómo eligen los temas a trabajar en sus proyectos.
En esta ocasión, las experiencias de Educación No Formal tuvieron que ver con los siguientes temas:
- Inserción laboral
- Infancias indígenas
- Conocimiento de la anatomía femenina
- Conocimiento de la menstruación
- Desigualdad educativa
- Valores para las infancias
- Inserción de personas sordas
- Sensibilización sobre prostitución
- Prevención del abuso infantil
- Sensibilización sobre diferencias de género
- Educación ambiental en los Dínamos
Al final, les estudiantes, a pesar de los retos, les escuché con alegría, ilusiones y confianza en que la Pedagogía en los ámbitos No Formales, tiene mucho que dar.
Me dejan feliz, emocionada y muy agradecida por lo que pudimos compartir; un semestre que me volvió a llenar mi corazón pedagógico de esperanza y hasta un poemilla me inspiraron que les dedico y regalo:
A pesar de las desapariciones,
y cuando la noche parece que no termina
respira.
A pesar del dolor de quienes nos falten
y el retumbar de los quiebres de la vida
respira.
Con todo y las faltas de quienes amamos,
con todo y la distancia,
con todo y el miedo, la pandemia, la desesperanza
educa
y respira.
Porque educar es elegir una lucha
que entre miradas, sonidos, suspiros y pasión,
nutrirá tu vida, como lo hace alguien que escucha.
Como lo hacen ustedes.
Como una canción.
Porque a pesar de que sientas que te quedas sin aliento,
tal vez llegará tu risa
a recordarte que si educamos con alegría,
el aire fluirá
como quien baila
o como quien sigue con valentía.
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