jueves, 17 de octubre de 2024

Marcas de mamá

 Mi chamaquito ya tiene tres meses, "chamaquito", "creaturita", "cachorrito", "Tiaguito", "cielito lindo", "bolita de amor" etc. tan chiquito y con tantos nombres ya. En este periodo ya duplicó su peso y de tamaño ha crecido como 12 cm y sólo de mi leche. Cuando le doy pecho, siento un poder especial. A su corta edad, ya platica un poco, muestra su carácter con gestos y sonidos, juega con sus pies y manos tipo "bebé feliz en yoga", toma objetos, chupa lo que se encuentra y tiene una risa taaan bonita.

De mí, puedo decir que ya volví casi al tamaño que tenía antes del embarazo, pero en muchos otros sentidos, me siento mucho más grande. Yo tenía la sospecha de que ser mamá, me daría la sensación ahora sí de ser "adulta", y aunque esa sensación exactamente todavía no la tengo (me sigo sintiendo jovenaza jeje) sí siento que crecí, por ejemplo: en paciencia, en capacidad de mantenerme despierta con pocas horas de sueño, en habilidad para hacer muchas cosas en la mitad del tiempo en que las hacía antes, en talento para inventar canciones de cuna, en destreza para interpretar balbuceos , tal vez también crecí en hernias y dolores musculares y en preocupaciones.

Las preocupaciones me las quiero sacudir, pues si pudiera elegir qué tipo de mamá quiero ser; creo que voto por la que tiene más confianza que miedos, más curiosidades que prejuicios, más autoestima que ganas de hacerle caso a las expectativas ajenas, más energía que flojera y muchas ganas de abrirle el mundo a Tiago con valentía pues hay mucho aún de violencias, guerras, injusticias, etc. que preferiría ocultarle. Sin embargo, toca enfrentarnos a la realidad y como diría su papá (con palabras de Gramsci) tener optimismo en las acciones.

Qué mágico es pensar que todos los bebés nacen con la disposición para aprender tantas cosas, incluido cualquier idioma del mundo y es con los sonidos de su alrededor que comienzan a darle forma a su habla. A Tiago le tocará aprender al menos alemán y español y espero se maraville con sus contrastes, como yo lo he hecho. ¿Saben cómo se le dice a los lunares en alemán? "Muttermal" lo que significa marcas de mamá. ¿Qué marcas positivas lograré dejarle?

Por lo pronto él ha dejado ya muchas en mí. Instantes que quiero cristalizar tales como: él y yo bailando, su cara de asombro frente al espejo, sus manitas tibias en mi cara, sus cachetitos aterciopelados recargados en mi pecho, su pequeño cuerpo como isla en nuestra camota, su cara de satisfacción cuando lo bañamos, sus ruiditos de ratón, sus ojitos que mastican lo que le rodea, sus carcajadas juguetonas al subirlo y bajarlo y un etcétera que seguirá en aumento con cada día.



Confieso que aún con todo el amor que recibo de él y de tanta gente que lo ha manifestado desde su nacimiento, aún tengo días en los que quiero renunciar, salir de aquí y no volver. En esos momentos me sirve mucho conectar con todo lo bonito, incluidas las sonrisas de quienes lo conocen, las palabras de orgullo de nuestras familias, los arrebatos de cariño de su papá y traer a mi mente ese deseo que tuve desde pequeña  jugando con mis muñecos de ser mamá. 

Claro que eso a veces hace que me entren unas intensas ganas de volver a la infancia, de olvidarme de las responsabilidades y solo jugar. ¿Por qué tantos niños y niñas juegan a ser adultos?

Tal vez porque han tenido adultos que dejan marcas bonitas en sus vidas que despiertan el deseo de imitarlos. 

Ojalá que aún con todos mis defectos e impaciencias, pueda ser esa persona adulta (jovenaza) que inspire a Tiago a ser la mejor versión de sí mismo, como él me inspira a mí.

 


sábado, 7 de septiembre de 2024

¿será la maternidad un arte, una danza, un circo?

Ya pasaron dos meses desde que nació Tiago y sigo descubriendo lo que es la maternidad, ya tengo algunas pinceladas, que se delinean en mi cotidianidad. 

Quiero narrar un día en esta nueva vida, como una manera de homenajear esta etapa que presiento que se me pasará en un pestañeo y cuando me entre la nostalgia, volveré a leerme.

Me despierta un rechinido babosito que se genera cuando Tiago frota su mano con su lengua; esa ha sido la manera en la que, más seguido, nos comunica que tiene hambre. A veces lo dejamos que siga descubriendo su mano con su boca, pues en ocasiones eso es lo que quiere; pero otras, después de un rato de chupar, exclama con un grito que dice "¡de aquí no sale leche!" y ahí entramos mi pezón y yo al ruedo.

No sé bien qué hora es, pero veo entrar un poco de luz de las cortinas. A los 10 minutos entra mi pareja al cuarto a preguntarme. 

-¿Qué tal la noche en este lado de la frontera?- 

- Igual que ayer, le respondo, se despertó tres veces a querer comer y pasó más de una hora haciendo ruidos y expulsando gases. (Estos primeros meses decidimos dormir en cuartos separados, pues de lo contrario, no descansaría ninguno por los ruidos de Tiago)

- te relevo- me dice y besa mi frente. 

Me retiro a nuestra recámara a intentar dormir un ciclo más, mientras él le cambia el pañal a Tiago, después lo pone en su tapete para jugar o en su silla mecedora; de esa forma él puede hacer ejercicio o desayunar.

Al rato me despierta un pequeño chillido, "ya tiene hambre otra vez", pienso mientras me levanto suavemente a encontrarme con mi bebé :"Tiagoncito" le ha puesto de cariño mi abuela.

Después de comer, lo pongo a "repetir", a veces saca un poco de leche y otras un sonido que me recuerda a quien bebió cerveza; el aire y las cuerdas vocales, esa combinación que saca un tipo de lenguaje especial. Tiago, además de ese sonido, ya es capaz de balbucear : "agu", "ñaña" , "auii" y "aee" son algunas de sus palabras. 

Lo tomo en mis brazos para caminar un poco y que "baje su lechita". Pasado cierto tiempo, lo acuesto en su cambiador de pañales y reviso si necesita uno nuevo. Después toca su paseo amarrado a mi cuerpo, a veces solo dentro del departamento recorremos los cuartos recogiendo un poco y otras salimos a pasear. En "el trapo" que uso para colgármelo casi siempre se queda dormido.

Terminando el paseo lo pongo en su cuna, a veces se despierta reclamando que lo haya separado de mi cuerpo. Si se despertó, es momento de sus ejercicios, pueden ser patadas en su tapete, movimientos de sus extremidades o "tortugas" para fortalecer su cuello y espalda. Si sigue dormido, puedo ponerme a trabajar, leer, dormir, cocinar o lo que sea más urgente.

El día pasa entre cambios de pañales y ropa cuando vomita, recortar sus garritas diminutas, cantar un poco con él, dormirlo (esto es un reto, porque por muy cansado que esté, le gusta seguir en la "chorcha"), jugar, darle masajes o bañarlo y muchas tomas de leche que he aprendido a disfrutar; me sigue pareciendo una magia que mi cuerpo sea capaz de producir el alimento que él necesita, sin fin ... y qué rico es tener su cuerpito tan cerquita.

Han sido semanas de asimilar esta nueva vida en la que, por un lado ya no hago lo que quiero cuando quisiera, sino cuando puedo. Y por otro, he descubierto nuevos poderes como: hacer muchas cosas en menos tiempo, funcionar con un solo brazo mientras el otro carga a mi criatura, sobrevivir con pocas horas de sueño, adivinar tipos de llantos, sobrellevar mis cambios de humor, reconocer a mi pareja y enfrentar emociones y retos que vienen con la crianza lejos de muchas personas que quiero. El tiempo se ha pasado rápido y crece y crece, es increíble.

Por el momento puedo resumir la maternidad como "el arte de ajustarse sin asustarse" o "la ciencia no exacta de fluir dando lo mejor" o "la danza de la fuerza y el amor en la que se baila con una mano ahuyentando al miedo" o quizás "el circo del asombro cotidiano donde se te invita mirar a través de unos ojitos chiquitos"  y seguramente se me irán ocurriendo más nombres con el paso del tiempo. 

Tal y como dije en una entrada anterior, es una aventura muy retadora, pero también muy hermosa en la que cada día me acuerdo de lo interdependientes que somos, de la inocencia con la que llegamos al mundo y lo valiosa que es cada vida.  

Deseo que en su vida también puedan encontrar esos momentos cotidianos en los que se llenen de Ternura esa emoción tan poderosa que nos hace movernos a pesar del cansancio, los dolores y la frustración que a veces nos cause el mundo.

Y un bebé es una fuente inagotable de ella, y para contagiarles un pedacito: cierren los ojos e imaginen unos pies diminutos y gorditos.

Me despido por el momento, escuchando esta canción


martes, 30 de julio de 2024

Apuntes a un mes de maternidad


Tiago nació un 29 de junio, día del ñoqui y misma fecha del cumpleaños de mi abuela Cuca. Nada es coincidencia.


Ya pasó un mes de que cambió mi vida, mi hogar, mi cuerpo, mi cerebro, mi corazón, mis prioridades, mis miedos y alegrías.



Un mes de no dormir más de dos horas seguidas, de comer frío, de que una personita quepa en mis brazos y se duerma en mi pecho, muy cerquita de mi corazón.

 

Nació mi hijo y con él nació otra versión mía. 

También nació un maíz en nuestro balcón, siento que como ofrenda a esta nueva vida: llegó un maicito a Berlín.



Han sido semanas de gratitud por el amor que hemos recibido, de tener una red que me sostiene aquí  y allá. Con agradecimiento especial a mi madre que vino a cuidarme las primeras semanas para que mi pareja y yo pudiéramos, a su vez, cuidar a este nuevo ser. 



Este tiempo he valorado aún más las tareas de cuidado, agotadoras, necesarias y un campo en el que aún falta mucho por luchar para que se desarrollen óptimamente en este mundo que prioriza la productividad capitalista por encima del cuidado de la vida.

Ojalá más personas pudieran maternar con un sueldo asegurado, con compañía de sus parejas o de quien elijan , con las condiciones dignas para hacerlo.

Ojalá más padres pudieran hacerse presentes en las labores cotidianas; aquí otro agradecimiento a mi papá, que pudo venir unos días y compartirme su apoyo, fuerza y buen humor. 



Y por supuesto otro agradecimiento especial a mi pareja, el papá de Tiago que ha estado desde el embarazo y parto , posparto como apoyo amoroso e incondicional. Al igual que mi suegra, amistades y familia. En definitiva se requieren tribus para sostener las nuevas vidas.



Un mes ya de que cada día sea un nuevo desafío  y de ver cada segundo cómo crece un ser humano , que sigo sin creer que salió de mis entrañas.


Todavía estoy descubriendo qué es la maternidad y si algo puedo asegurar, es que es más retadora de lo que pensé. 

martes, 28 de mayo de 2024

Jugar, parir y otras cosas importantes

 8 meses sin escribir aquí, justo el tiempo que llevo de embarazo.

Y es que le he escrito mucho a la personita que vive en mi vientre, pero eso no cabe en este espacio (aún?).

Aquí me gusta escribirme a mí misma, aunque con esperanza de que lo lean más personas y de alguna manera se encuentren.

Hay un tema que me ha dado muchas vueltas desde que supe que estoy embarazada y que vivía en mí desde antes, ¿en verdad quiero traer a más personas a este mundo roto de violencia, guerra y crisis socioambiental?

Y entonces veo a mi sobrina enseñándole al mundo tanta belleza, sencillez, ternura y pienso que el problema no es que nazcan más personas, sino cambiar de prioridades y son las infancias las que, desde mi punto de vista, tienen más claras cuáles son las cosas importantes en la vida.

Hoy que es el Día Mundial Mundial del Juego. Me dieron ganas nuevamente de escribir aquí, como un recordatorio para la Andrea que está por convertirse en madre y que tiene por delante el reto grande de despertar más seguido el espíritu lúdico, ese que me va a permitir conectar con bebé, comunicarme sin palabras, gozar y recordar con los pequeños instantes cotidianos que un nuevo ser se irá asombrando del mundo con mi compañía y la de todas las personas que lo rodeamos.

Qué responsabilidad tan grande, ¿qué le quiero enseñar del mundo? Me gustaría omitir todas esas partes dolorosas y ser un filtro para que le llegue sólo lo bonito de vivir; pero luego recuerdo que a pesar de que, como niña, mis papás no me ocultaron nada de la realidad, fui feliz y hoy me considero alguien resiliente.

Entonces tal vez la clave no es ocultar, sino acompañar amorosamente, cuidando que tenga más peso e importancia lo que nos hace bien de lo que no. Dejando entrar todas las emociones y teniendo una actitud receptiva, de escucha y contención cuando haga falta. Aunque a veces pienso que esa nueva personita que viene en camino me enseñará más de lo que yo le pueda enseñar, me contendrá más de lo que podré contenerle y me hará maravillarme más del mundo de lo que hasta ahora lo he hecho. 

Tengo mucha curiosidad, también a veces incredulidad, que ni mi panza enorme me convence de que alguien vive ahí.

 
Pero bueno, al final creo que no hay magia más bonita que la que no se explica con la mente, pero nos llega al corazón. Y eso pasa con el juego y creo que eso también pasa con el embarazo deseado. Hay magia en ambos procesos que nos acercan a lo más animal y al mismo tiempo a lo más humano que tenemos.

Sospecho que en poco menos de un mes, con un nuevo bebé viviendo en mi casa, le encontraré nuevos significados al juego y a la vida y al amor. Qué emocionante y a veces un poco angustiante, pero ¿qué juego no lleva un poco de ambas?

Qué bueno que aprendí a jugar y con ello a lidiar con las incertidumbres.

Qué bueno que se acerca el parto y con él tantas preguntas y oportunidades de nuevos comienzos.

Qué bueno es estar viva y contar con tantas herramientas para enfrentar lo que venga. 

Confío en mis raíces y en mis alas, que me dieron mis padres;  y confío también en que junto con mi pareja, lograremos que le crezcan raíces y alas a nuestro hijo y para eso, no hay nada mejor que jugar.

Ojalá sigamos logrando que el mundo sea más "juguero" y menos "guerrero", de tal forma que nuestras prioridades se acomoden a favor de una mejor vida para quienes ya estamos aquí y para quienes vienen.

Ojalá podamos seguir gestando mundos más bonitos, hasta parirlos.