Antes de irme dejé unas papas germinadas en una cubeta, al llegar les puse tierra. Van creciendo, como yo; como quien sabe sacarle lo mejor a la tierra en la que está. Por supuesto ya empecé mi composta.
Casi recién llegada de mi viaje a México me enfermé, tal vez fue COVID, o tal vez fue un poco de sentimientos encontrados atorados por extrañar personas, paisajes, comida, estudiantes de mi clase, mi perro... me dio un poco de miedo pensar cómo me iba a comunicar en caso de llegar al hospital, no lo he necesitado. He conocido nuevos remedios de acá, mi pareja me llenó de té y con descanso y algo de llanto, voy mejorando.
Mi hogar se ve diferente, logré traerme un hermoso cuadro y otras decoraciones que me traen bonitos recuerdos, estoy cocinando más, ¿algún día se acaba el antojo a elote, chocolate o tortilla azul?
Tengo un nuevo-viejo sillón, he empezado a valorar la importancia de esos espacios para acurrucarse.
Pensé que abril ya era menos frío, pero el viento se mezcla bien con un sol que poco a poco se asoma dejando que las flores abran, por eso decidimos ya, llenar de vida nuestro balcón.
Puse tres semillas de girasol a germinar, dos ya van creciendo, es un buen número para una principiante, es como si me quisieran decir que, experimentar cosas nuevas, me viene bien.
Empecé a hacer un catálogo de juegos y actividades lúdicas de aprendizaje, se llama "El sol en juego", algo traigo con el sol. Pero luna, no te preocupes que te sigo amando.
Estoy curiosa por vivir la primavera y el verano desde el principio, estoy esperanzada también de que mi alemán florezca cada vez mejor.
Estoy comiendo germinados de lentejas hechos por mí, como queriendo nutrirme para aprender mejor, para subir mis defensas, pero solo las de mi sistema inmunológico; no quiero estar a la defensiva aunque a veces es inevitable con el tono alemán.
Todavía no logro adaptarme bien y tengo mis dudas de si quiero vivir mucho tiempo acá, no sé si esas dudas se vayan, pero me estoy esforzando por sacar lo mejor de esta experiencia.
A mi suegra le pedí de regalo unas "chanclas alemanas", a ver si caminar con ellas me sirve para adaptarme a estos nuevos caminos. Por el momento las encuentro todavía incómodas, ya veremos en un tiempito más.
Siempre he creído que vivir choques culturales es una de las formas más interesantes de pedagogía, sobre todo si logras también desarrollar la empatía.
Me digo a mi misma seguido que estar lejos de mi país y de tanta gente que amo, no es lo mismo que sentirme lejos, quiero lograr sentirme cerca a pesar de todo y al mismo tiempo sentirme aquí plenamente.
Un amigo me enseñó que Abril, viene del latín Aprire,
¿existen recetas para abrirse?
Siempre he tenido problemas para saber qué puertas es mejor abrir y cuales otras, cerrar, pero Adrián me está ayudando con paciencia.
El otro día caminando descubrí unas cajas donde la gente pone ropa o cosas para regalarlo a quien le haga falta.
También fui a un restaurante donde trabaja una compañera del alemán, la he conocido por menos de un mes y me trató como si me conociera de toda la vida, hasta un pastelito nos regaló.
La solidaridad aparece cuando menos lo esperas.
También otras personas aún lejos, se sienten cerca y me tiran lazos. Los lazos y las cuerdas, para estar cuerda,
pero no amarrada;
siempre me ha gustado la libertad de explorar lo grande que es el mundo , me siento privilegiada.
La locura también me gusta y cuando nazca mi sobrina, no sé si podré estar tan cerca , pero lo único que me quita esa tristeza, es pensarme como la tía medio loca, que vive en una ciudad también loca y que se sigue encontrando mientras no deja de intentar pequeñas acciones que rescaten lo más bello que somos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario