Quienes me conocen ya saben que formo parte de una Fundación que promueve el derecho al juego y fomenta las ludotecas y la educación no formal divertida y lúdica.
Esta Fundación (http://mexicojuega.org.mx/home/), existe en gran parte por el apoyo de la Consultoría Jugar es Crecer (http://jugarescrecer.com/home/), en la cual colaboro actualmente y he colaborado indirectamente desde que tenía 6 años y mi madre decidió abrir una ludoteca; recuerdo ir en el auto con ella y tener una conversación en la que me contó que abriría un lugar en el que podría jugar y que al mismo tiempo sería su trabajo. Me comentó que estaba en búsqueda del nombre: que si me parecía bien que su Ludoteca se llamara "Jugar es Crecer", yo, a mi corta edad, le dije que sonaba bien, aunque en ese momento no tuviera mucha conciencia de por qué relacionaba jugar con crecer y tampoco sabía bien qué eran las ludotecas. Esa Ludoteca marcó gran parte de lo que soy y ha pasado por muchas transiciones; actualmente, Jugar es Crecer es una consultoría y hace más de 10 años parió a México Juega, a quien apoya de diversas maneras, entre otras, con la ludoteca de Préstamo a domicilio que se encuentra en sus instalaciones.
Cuento todo esto porque me gusta pensar (y muchas teorías sociales y psicológicas lo confirman) que las elecciones que hacemos no son azarosas, sino que tienen sus raíces en lo que aprendemos desde pequeñas, con la familia, los ejemplos que nos rodean, el medio en el que nos desarrollamos, etc. y hacernos adultas tiene que ver con tomar conciencia de dónde venimos y acomodarlo para que nos permita llegar a donde vamos. Y yo, en mi disque vida adulta, cada vez tomo más conciencia de lo que esa ludoteca influyó en mi manera de actuar y de ver el mundo.
Sí crecí jugando y como pedagoga me pregunto cada día cómo defender el crecimiento sano, divertido y respetuoso con todo lo que nos rodea. Sobre todo recientemente, en donde me he incorporado, como un segundo trabajo, a ser educadora de niños y niñas de "preescolar".
Debo decir que por momentos dudé si sería lo mío eso de ser "miss" pues aún recuerdo a varias docentes de mi carrera que menospreciaban el trabajo con niños y niñas y que quizá se decepcionarían si supieran que me dedico a cuidar-educar- proteger a la infancia, sin embargo ha sido de los trabajos más difíciles, pero también más enriquecedores que he tenido.
Me siento con un gran compromiso sólo de pensar el impacto que se puede tener en esas personitas tan amorosas, curiosas, mágicas, etc. y cada día me lleno de preguntas que ya compartiré en otra ocasión.
Por el momento sólo decir que el día de hoy se cumplen 31 años de la Convención de los derechos de la niñez y que cada vez más, voy tomando conciencia en la importancia que tiene la pedagogía para defender no sólo el derecho a la educación, sino todos los demás; además de que parte de nuestro compromiso debería ser promover una cultura que respete los derechos humanos y les dé la importancia que merecen las diferentes infancias.
Escribo esto desde Jugar es Crecer / México Juega (llena de juegos, recuerdos de mi infancia, sueños, colores)
contenta por los caminos a los que me ha llevado la carrera que elegí que, como dije al principio, ha sido condicionante, pero aún más condicionantes, fueron los derechos a los que tuve acceso.
Hoy, cada vez me queda más claro que mientras sigamos defendiendo lo que dice la Convención, muchas más personas pueden llegar a mi edad agradeciendo y sintiéndose satisfechas por las decisiones que tomaron, pues los derechos son de las mejores armas para construir una vida que sea digna de celebrar.
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