Cuando era pequeña, mis papás decidieron gran parte de lo que sucedía con mi cuerpo, las vacunas que me tocaban, los doctores que me revisaran, etc. Ahora en mi "adultez" les agradezco por su sabiduría, pues no es fácil decidir en estos temas ahora que ya me toca a mí, aunque por muy "mayores" que nos hagamos, nunca estamos solas en esto. (Cada vez me doy más cuenta de que madurar tiene que ver con tomar decisiones autónomas y para ello, no siempre es fácil saber de donde tomar información, menos cuando se trata de nuestros cuerpos.)
El asunto de la vacuna contra el Covicho, ha sido una de las decisiones que recientemente tomé y que me llevó un rato de reflexión, cuestionamientos, miedos. ¿Qué significa cuidar nuestra salud?, ¿a quienes dejamos que entren a nuestro cuerpo?, ¿en manos de quienes dejamos nuestro cuerpo?
La pandemia ha influido en la manera en la que pienso sobre estos temas y me ha hecho tomar aún más conciencia de la importancia de prevenir. La vacuna es una alternativa para ello, aunque desde mi punto de vista, hay muchas otras acciones que las instituciones, el gobierno, las empresas, los medios de comunicación, etc. deberían estar tomando para fomentar desde la raíz una salud integral.
Estuve dudosa un tiempo en ponerme la de AstraZeneca, el hecho de que en Alemania y algunos otros lugares no se recomendara en mujeres de mi edad, me hacía cuestionarme si era mejor esperarme a conseguir alguna otra.
Sin embargo, el tiempo pasaba y no más no llegaba alguna otra opción. Por ello, después de algunas señales del destino como encontrar un casette de mi infancia de María Elena Walsh con la canción "vacuna", leer una y otra vez que las hospitalizaciones de Covid son la gran mayoría por personas no vacunadas y encontrar un artículo en el que dice que para las y los mexicanos, esta vacuna ha demostrado más efectividad; decidí que ya no podria tener la conciencia tranquila sin aprovechar la oportunidad de prevenir una enfermedad grave.
Y qué bueno que lo hice pues eso me permitió tener muchas otras oportunidades que me emocionaron, como regresar al Estadio de CU, ver a tantas personas de todas las edades de voluntarios y voluntarias, todas tratándonos muy bien, ayudando, animando. Pude escuchar un hermoso grupo musical amenizando esos momentos de nerviosismo , ver la excelente organización colectiva con apoyo de enfermeras, psicólogas, doctores y doctoras, militares, etc.
Antes del piquete me vinieron a la mente las mujeres que desarrollaron la vacuna, muchas preguntas estuvieron en mi cabeza: ¿cuánto tiempo tardaron en hacerla?, ¿cómo la desarrollaron?, ¿dónde la habrán preparado?, ¿desde donde viajó la que me toca?, ¿me dolerá?, ¿tendré reacciones?, ¿qué sentirán mis células cuando me pinchen?, ¿cómo reaccionara mi sistema inmune?
Y así, entre dudas y nervios, se me pasó muy rápida la espera en la fila y de repente ya estaba sentada con enfermeras enseñando de frente las jeringas cerradas y diciéndonos que nos descubriéramos el brazo; cuando llegó mi turno, respiré profundo y voltee a mi lado, la señora sentada a mi izquierda me miró y me tranquilizó diciendo "no te preocupes, el piquete no duele" Le sonreí y recordé que miles de personas estaban ahí, con miedo tal vez, pero sobre todo con confianza.
Creo que la adultez mucho tiene que ver con confiar.
En esta vida casi todo es un riesgo y en este caso, tener confianza en que la ciencia nos puede ayudar a hacer menos mortal este bicho, puede ser esperanzador.
Ahora estoy esperanzada en que, más allá de la noche infernal que pasé el día de la vacuna, no presente ningún otro efecto.
Me siento tranquila y sobre todo agradecida de que a pesar de esta crisis, haya una luz en el camino que se llama cuidado colectivo y que para algunas personas se materializa en la vacuna, para otras en un constante compromiso por buscar la salud integral, para otras en ambas cosas, y sea como sea, considero que la lucha está en seguir buscando posibilidades para que todos y todas podamos decidir de manera autónoma cómo queremos cuidar nuestro cuerpo y luchar por nuestras vidas.
Es urgente seguir cuidándonos, informándonos y encontrar nuestras propias formas de hacerle grietas al muro...
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