miércoles, 8 de agosto de 2012

En memoria de las mujeres zapatistas



Armarnos es como amarnos

Soñar no cuesta nada
aunque a nosotras nos ha costado la vida.

Vivir no cuesta nada
aunque a nosotras nos ha costado la muerte.

Morir no cuesta nada
aunque a nosotras nos ha costado la patria.

La patria no vale nada
aunque la nuestra se construya en dignidad,
se destruya con metales
y de las palabras vuelva a levitar.

Nos armamos,
nos amamos,
no nos dejamos.

Si escuchan nuestra voz, no callen nuestro corazón,
andamos rebeldes pero contentas,
¿pobres?
pobres ellos, los otros que no caben en nuestro mundo.

Nuestro mundo no vale nada,
pero la nada nos permite perdernos y
encontrarnos en la gloria.

La gloria no vale nada,
pero la nada nos permite re – escribir nuestra historia.

Esos seres maravillosos

La vida y sus etapas son aspectos difíciles de enfrentar.
Cada quién tiene diferentes formas de asumir los cambios que trae el tiempo, tanto en el cuerpo como en la mente y en el corazón; vivimos los procesos según muchos factores, algunos que decidimos, otros que aprendemos y unos cuantos más, que nos "tocan".
Pienso que los más importantes son aquellos que a lo largo de la vida nos marcan, es decir, nos enseñan cómo enfrentar las situaciones, ya sea por que lo vivimos en carne propia o porque tuvimos la oportunidad de convivir con personas que nos dan una lección.
En lo personal, me considero afortunada pues he tenido la suerte de conocer y convivir con diferentes personas que me han enseñado mucho de la vida, hoy quiero hablar principalmente de dos de ellas:
mis abuelas.

Ambas, tan diferentes, una "conservadora" la otra "liberal", una inquieta y que ha tenido que hacer de todo para salir adelante y la otra que tuvo que enfrentar diferentes duelos para recuperar las ganas de vivir, ambas saliendo de sus países natales por amor, rebelándose para conseguir lo que querían y reinventando sus vidas con el deseo de formar una famila.

Las miro y pienso en la importancia de aprovechar la posibilidad de relacionarnos con seres humanos no sólo de diferentes edades, sino con historias que nos enriquecen.

Las mujeres y los hombres de la tercera edad, forman parte de nuestra sociedad de diferentes maneras, unas más justas y dignas que otras; en las que se les permite compartir sus experiencias a través de diferentes medios, crearse, recrearse y transformarse de manera constante, así como disfrutar más que padecer los cambios que a nivel biológico ocurren.
Viendo a mis abuelas me queda claro que la "tercera edad" no es una etapa fácil de enfrentar, sin embargo creo que puede llegar a asumirse con tranquilidad, conciencia y madurez de manera que la preparación para la muerte se dé en ambientes de calma y satisfacción.
Para eso considero importante que desde ahora, todos y todas nos pensemos como sujetos que pueden ir construyendo su propia historia y en la medida de lo posible cumplamos nuestros sueños y deseos, además de que disfrutemos la etapa en la que estamos y convivamos con esos seres maravillosos como las y los abuelos que tienen tanto que dar y recibir.

domingo, 5 de agosto de 2012

De cimas y encimas...

En la vida se presentan oportunidades.
Saber aprovecharlas es parte de la clave del éxito

Este fin de semana se me presentaron algunas que agradezco y que ampliaron mi panorama con respecto al mundo que me gusta habitar.
En una visita a Querétaro, Mi madre y yo, tomamos un curso a cargo de Carlos Velázquez sobre Pedagogía de la Cooperación, el cual parte del hecho de que como seres humanos tenemos muchas diferencias, las cuales pueden servir para competir entre nosotros y nosotras, sin embargo también pueden servir para cooperar, siendo esta última opción, la que pocas veces se fomenta en esta época de las "competencias" e incluso de las Olimpiadas.
Durante los diferentes juegos y danzas que se llevaron a cabo en el curso, una constante era la reflexión sobre la necesidad de aprender a "pedir ayuda", pareciera que en muchas experiencias educativas, está muy mal visto que entre unos y otros nos apoyemos y por lo tanto, con regularidad se observan rivalidades que producen  enfrentamientos en ocasiones contraproducentes tanto para el desarrollo individual como para el aprendizaje.

Es claro que una constante en la naturaleza humana es "ser el/la mejor" y eso se logra cuando estás encima del resto, sin embargo lo cierto es que también causa mucha satisfacción cuando ciertas cualidades sirven para que otros seres humanos se beneficien; para esto son necesarias la disposición de algunos para ofrecer ayuda y la humildad de otros para pedirla.
Ambas cosas requieren conocimiento de nosotros y nosotras mismas y aceptación de nuestras potencialidades y limitantes.

El tema que me importa relacionar con esto de la cooperación, tiene que ver con la creación de vínculos entre seres humanos que facilitan que estas acciones tanto de dar como de pedir ayuda sucedan.
Por un lado están los vínculos familiares, por otro, aquellos que se crean con la amistad; Ambos igual de importantes y en ocasiones bastante frágiles; tiempo y distancia son elementos que inciden en su debilitamiento.
Sin embargo, con está ida a Querétaro en dónde pude convivir con amistades que hace mucho no veía, confirme que hay vínculos que aún con el paso del tiempo o con la distancia, se renuevan y se fortalecen; lo importante es aprovechar las oportunidades para que esto suceda, aunque también lo importante es saber elegir a esas personas que están dispuestas a dar y recibir, compartir.

Quizá la cooperación nos permita distribuir mejor las riquezas que nos da la vida y quizá para cooperar más y mejor, sea necesario seguir creando vínculos, fortaleciendo los existentes y aprovechando las oportunidades para ayudar y ser "ayudado".

Es claro que estamos en crisis, que la competencia nos ha traído complicaciones en muchos aspectos, principalmente en el aspecto económico; pensar en la cooperación entre seres humanos no es fácil y entre países a veces pareciera imposible.

Como sea en pequeños lugares y ambientes con la familia, amigos y amigas pareciera que estamos cerca de lograr que nuestras diferencias nos complementen y vayamos logrando aprovechar las oportunidades para que en el mundo la clave del éxito deje de ser: pasar por encima de los demás.