miércoles, 23 de noviembre de 2011

Equilibrios latentes...

"Lo importante es encontrar el equilibrio" Esa es una de las cosas que me enseñaron desde pequeña y que en pocos momentos sé exactamente lo que significa.
¿Tendrá que ver con no excederse? Tal vez. Aunque en ocasiones es sólo con los excesos que se sabe qué tan equilibrada es o quieres que sea tu vida.
Para mi, el equilibrio se relaciona con la perfecta combinación entre lo que eres y lo que quieres ser.
Además me parece que más que encontrarlo, él nos encuentra a nosotros y llega cuando menos lo esperamos, aunque muchas veces cuando más lo necesitamos.
 Nos recuerda cosas que estaban siendo olvidadas, fortalece algunos elementos de nuestra vida y debilita otros, hace todo porque la experiencia valga la pena y después de ella no volvamos a ser los mismos o las mismas de antes.
Cuando una persona es encontrada por el equilibrio, se puede decir que algo ha hecho bien, que se ha movido lo suficiente  con ese ir y venir en todo lo que la mueve, ha logrado "ser encontrada por el equilibrio" hasta el punto que decide no dejarlo ir, o procurar que se quede.
Hoy creo que tuve un encuentro con él en un lugar lindo por sus árboles y esculturas: Los Bosques de Palermo. Son esos espacios en dónde la naturaleza te recuerda que está ahí, y que al percibirla y dejarla actuar en nosotros, por un segundo todo cambia, ¿será ese el equilibrio?
Quizá sí, quizá sea un tipo de equilibrio entre lo externo y lo interno, entre aquello que lo de afuera nos invita  a ser y lo que realmente queremos. Ese cuestionamiento que en un momento paraliza pero al final nos invita a movernos.
Quizá dejarse encontrar por el equilibrio significa estar listo para seguir adelante.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Te.li.Mi

http://www.youtube.com/watch?v=Z-cLghaD_nU&feature=fvst

El final del cuatrimestre esta a la vuelta de la esquina y con ello un montón de pendientes e inquietudes.

Las instancias de evaluación cada vez se acercan más tanto en la Universidad, como en los asuntos personales que he vivido durante este tiempo, pues al acercarse el regreso, es inevitable pensar en todo este recorrido e intentar analizarlo y dentro de lo que cabe, evaluarlo; como una forma de reflexionar y de poco a poco ir "cerrando" esta etapa.

Una de las situaciones "reflexionables" de esta semana se relaciona con un comentario por parte de una maestra, quien al entregarme un examen y relacionarlo con la Biografía Educativa que había realizado anteriormente, me hizo ver mi dificultad para concretar ideas, pues desde su punto de vista "quiero abarcar todo".
Este comentario, no me sorprendió pues reconozco esa dificultad (o facilidad?), sin embargo, me generó cierta inquietud en cuanto a un tema: los límites.

¿Qué límites tenemos? ¿Será que el conocerlos nos permite superarlos?

Yo creo que sí, que una de las principales labores consiste en identificarlos, tanto a  los internos como a los externos.

En este momento me viene a la mente un ejemplo que Laura Fronjosa alguna vez utilizó en una clase y que no se me olvidará y se relaciona un poco con lo que quiero expresar; ella nos dijo:

"Si estas jugando tennis en el último piso de un edificio  (terraza, azotea, etc) ¿cómo te sentirías más libre, sabiendo que en las paredes hay límites que no permiten que se vaya la pelota? o ¿sin saber que existen esos límites y la pelota puede volarse?"

En ese momento cada quién respondió como quería, en mi caso, saber de los límites me hacía sentirme más libre y eso muy probablemente por la posibilidad de moverme con mayor "seguridad".

Sin embargo el segundo caso también me llama la atención pues saliendo un poco de la metáfora, no saber qué límites tienes y ponerte a prueba, puede generar que los sobrepases que te "extralimites", que caigas en excesos; que la pelota se vuele y posiblemente se pierda. (No todos estan dispuestos a perderse).

Con todo esto me gusta pensar, más que en los límites que cada uno tenemos, en las posibilidades, en esa contraparte que nos deja movernos.

Podemos estar limitados pero no determinados, siempre está la posibilidad, aquella que nos puede hacer perdernos
pero la misma que nos permite encontrarnos.

martes, 1 de noviembre de 2011

¿La enseñanza más grande?

¿No saber qué te va a pasar es mejor que saberlo?

Puede ser, pues tienes el beneficio de la duda.
Sin embargo, el no saber, hay quienes no lo ven como un beneficio sino como un límite ante una decisión.
Es decir que si sabes qué te pasará, tendrás más oportunidad de elegir si "le entras" o no; así se amplia tu libertad.
Otro asunto que se relaciona con esto además de la libertad, es el miedo y:

 ¿Qué da más miedo saber a lo que te enfrentarás o no saberlo?

Estas son algunas de las preguntas que no logro responder y que me imagino que dependen de muchas cosas.

Por lo pronto y pensando en la fecha en la que estamos (2 de noviembre) , mi respuesta se relaciona con la muerte o mejor dicho con la vida; para el caso es lo mismo pues por desgracia (o fortuna) desde pequeños nos enseñan que una va de la mano de la otra.
Y esta es una de las enseñanzas más grandes, pues pareciera que es de las únicas certezas que muchos de nosotros tenemos (salvo algunos inmortales).
En este tema hay muy poco beneficio de la duda y todos sabemos que nos vamos a morir, ¿Será que el saberlo amplia nuestra libertad?

Saber que nos vamos a morir por un lado nos limita pero por el otro nos invita a "vivir mientras puedas".  
Aunque, pensándolo bien,  la muerte puede No ser una certeza y convertirse en una "tormenta" por no saber con claridad qué significa. De este modo,el ser humano, tiene que aprender a vivir tanto con la certeza de que va a morir como con la incertidumbre de la muerte -qué ironía-qué vida.

En este sentido me imagino que las formas de verla varían de un momento a otro, de una cultura a otra.

En México, la muerte es vista por muchas culturas con bastante humor, incluso como motivo para festejar y es algo de lo que me siento orgullosa; claro que desde mi punto de vista aquí hay que guardar ciertos márgenes pues si bien "la huesuda" ha de venir por cada uno de nosotros, tiene sus formas y desde luego: unas son más justas que otras.

Tal vez esa sí es una de las enseñanzas más grandes: El valor de la Vida.
El saber que así como hay formas de Vivir justamente, las hay de Morir.

En México hoy día hay muchos viviendo y muriendo injustamente ¿Y qué hacer al respecto?

Por lo pronto, no guardar Silencio.

Pues si vale la pena matar algo en este mundo es:  a
la Indiferencia.