sábado, 29 de octubre de 2011

¿Por qué viajar?

http://www.youtube.com/watch?v=TW-dV2JUYOA

Llevo un rato sin escribir.
Un poco por lo mucho que he tenido que hacer y la intensidad con la que he vivido los últimos días de visitas familiares ( mamá, yaya y papá que vino de sorpresa :) y el viaje a San Juan a concocer otra parte de mi familia, y otro poco porque no siempre puedo escribir cuando quiero. Como sabrán cualquier arte es cuestión de inspiración y ella llega cuando menos lo esperas, incluso cuando menos debería, complica las cosas pues es un elemento indispensable para crear.
Sabiendo esto, procuro estar preparada para aprovecharla pero eso no siempre lo logro y en ocasiones me queda un sentimiento de pérdida por dejarla pasar.
Por suerte estos últimos días he tenido destellos de inspiración y me dieron ganas de escribir.
Esta vez el tema tiene que ver justo con eso: la inspiración.
Desde mi punto de vista es algo innato al ser humano, sin embargo en algunos está más latente y por lo mismo hay personas más creativas que otras.
Lo que me he cuestionado estos días es la relación que existe entre la inspiración y los eventos que hacen que aparezca y me he dado cuenta de que muy probablemente sea cuestión de estímulos;
lo que me lleva a uno de mis temas favoritos: la educación.

¿Cómo la educación puede hacer que te inspires más y por lo tanto que seas más creativo?
Montessori decía que "la primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle", en este sentido incluiría que dejarla libre también significa brindar las posibilidades de elección y quizá mientas más opciones para decidir, más libertad tendrás (¿podría ser?).
En cuanto a esto pienso que al recibir un mayor número de estímulos que permitan que aparezca la "inspiración creadora" hay más posibilidades de un desarrollo libre y autónomo del sujeto.
Por eso y otro motivos es que la educación no se reduce sólo al espacio del aula y se acompaña de actividades culturales: teatro, música, danza, cine, deporte, pintura, escultura y todo aquello estimulante que nos hace conocer sobre los otros y al mismo tiempo sobre nosotros mismos.
Una buena educación es inspiradora.

Inspiración significa dejarse llevar, construir, crear.

Recibir estímulos implica abrir puentes para percibir el mundo, los mundos.

Viajar permite tanto descrubrir mundos como recibir estímulos y así ampliar las posibilidades de encontrar puntos en común con los demás.

La educación es todo eso junto: cultura, estímulos, viajes y muchos mundos que todos tenemos derecho a descubrir y sobretodo:       
a construir.

martes, 4 de octubre de 2011

Vínculos suficientes

Empieza octubre y me recuerda que cada vez más, se acerca diciembre.
Tenía advertido que todo esto pasaría rápido pero no pense que tanto.

La rutina que llevo en este país todavía no la siento como tal, sin embargo tampoco me sigo sintiendo como una turista, es raro. Pero bueno todo aquí es raro y eso es lo mejor.

Por ratos lo vivo como un sueño permanente del que despertaré hasta llegar a México, poniendo especial cuidado en mantenerme despierta y con mis 5 sentidos absorviendo lo que más puedan.
 Todo aquí va "viento en popa" y en pocas ocasiones puedo "sentarme" y tomar conciencia de la cantidad de cosas que pasan en tan poco tiempo, así es Buenos Aires y estoy casi segura de que eso es lo mejor de los viajes.

Abrir la mente y dejarse llevar. ¿Y lo que dejas o dejaste en el camino?

Supongo que algunas cosas se quedan y otras se esfuman.

Por ejemplo ¿qué pasa con los vínculos?

Hay vínculos que se fortalecen con la distancia  y otros que permanecen intactos, ambos, por lo menos en mi caso, me han funcionado como punto de partida; como si saber de su exsitencia me permitiera estar aquí y ahora.

Algunos pueden debilitarse.

Todavía no identifico de qué depende lo que pasa con ellos; pero no siempre es una elección.

Lo que tengo claro es que durante las nuevas vivencias, lugares y personas que brinda un viaje, hay que crear vínculos suficientes para que la experiencia tenga un poco más de profundidad.

Lo que se va quedando, tal vez volverá, por lo pronto me doy cuenta de que se vale extrañar. Pero sólo lo suficiente para seguir caminando.

Yo voy casi a la mitad de este viaje y no se si estoy lista para el regreso. Procuro pensar en él lo menos posible, lo que es un buen síntoma de disfrute de lo que estoy viviendo.

Aunque también pienso que el regreso, quizá me permita valorar aún más lo que está pasando, como si hasta ese momento pudiera "sentarme"a tomar conciencia del viaje.

De lo que estoy segura es de que un viaje que empieza, no siempre permite regresar.

Y mientras más viajes hagas más claro es lo difícil que puede ser pensar en un final. Aunque una cosa me va quedando clara, los buenos viajes no tienen final.