miércoles, 13 de noviembre de 2013

Vida de la Patada

El apogeo del fútbol por la eliminatoria mundialista ha traído a mis pensamientos muchas cosas acerca de este tema en mi vida.

Primero  porque el simple hecho de mi existencia probablemente se lo deba a este deporte.
Mi abuelo, gracias a sus patadas en el fútbol, llegó a este país junto con mi abuela, tuvieron a mi madre, quién conoció a mi padre que casi también llega a ser profesional y "heme" aquí.
Mi tío siguió los pasos de su padre "El Morocho" y se dedicó al fútbol profesional, a lo que actualmente también se dedica mi hermano.
En mi caso,  confieso que disfruto mucho jugarlo, sin embargo también me causa conflictos frecuentemente por lo que implica en México; sobretodo en cuanto a los recursos que se despliegan, la violencia que se genera, los negocios que se ocultan, etc.
Con frecuencia me parece decepcionante que un país con tantas injusticias sociales y gente literalmente muriendo de hambre, tenga como tema principal  la clasificación de un equipo de fútbol.
Sin embargo es una realidad y aunque me cuesta, he aprendido a vivir con ella, pues de alguna forma también, puedo percibir su importancia.
Por ejemplo cuando se observa a familias enteras que ponen todas sus esperanzas en el hijo que con su talento para mover el balón tal vez también los pueda mover de "pobres" o cuando percibo el aumento de las sonrisas en los fanáticos del equipo ganador o cuando en la calle un futbolista recibe toda la admiración de quienes han visto su desempeño y se ven reflejados en una persona que en algún momento soñó y alcanzó lo que quería; y en este hecho radica  un asunto de gran importancia desde mi punto de vista:
El fútbol es un ejemplo tangible de que los sueños se pueden volver realidad, quizá con entrenamientos, quizá con apoyos, pero sobretodo con una mezcla entre compromiso, azar y oportunidades.
Y a estas últimas son a las que más quiero referirme, a las oportunidades, pues aún faltan muchas por construir para que más personas vuelvan su sueño realidad.

 Lo que pido es que quienes están en el "negocio" y pueden vivir haciendo lo que más les gusta que es jugar fútbol, tomen conciencia de la suerte que tienen pero también del compromiso, para que más personas lleguen hasta donde quieren pues el salario que reciben algunos futbolistas, muchas veces es a costa de que otras personas viven de la patada de verdad, comen lo que en el día se puede, trabajan en labores denigrantes y se levantan día con día, a veces sólo deseando ver a su equipo ganar como aspecto que le da color a su cotidianidad y mientras eso pasa, algunos jugadores la pasan despilfarrando el dinero en ropas, autos, viajes, casinos, sin pensar en aportar algo a la comunidad que los ha hecho ser lo que son.

México es un país en el que generación tras generación, los balones recorren las calles, los parques, las casas y las escuelas;
Los álbumes del mundial se pueden vender más que el pan caliente y los tacos de fútbol son para algunos, tan necesarios como el alimento.
Con todo esto, es claro que hoy sea un día esperanzador al ver que por lo menos a Nueva Zelanda un equipo improvisado como Selección logró ganarle.
Sin embargo esa improvisación creo que puede ser una prueba de que para dar buenos resultados es importante trabajar en equipo desde un principio, conocerse y apasionarse (como este equipo parece que vino haciendo).

Que por lo menos esta buena noticia para el fútbol mexicano, inyecte de energía positiva  a las actividades cotidianas, sirva como recordatorio de la importancia que hay en realizar nuestro trabajo con pasión (como se supone deben demostrar los futbolistas) y signifique un impulso para generar más oportunidades, tanto por parte de los mismos jugadores que se han beneficiado del deporte como por parte de los empresarios que seguirán beneficiándose de los fanáticos.
Así que todos y todas los que tienen algo que aportar para que en México, menos personas sigan viviendo de la patada o mejor dicho muriendo porque, mientras a unos les pagan por sus patadas, sean buenas o malas, otros no tienen ni energía para patear.