martes, 30 de agosto de 2016

Sueño con tormentas

Cada verano tocaba visitar la casa de la abuela en la montaña.
Quince éramos en total quienes un poco amontonados pasábamos poco más de 10 días en las mismas paredes, respirando el mismo aire, cooperando para cocinar, lavar, se nos iban los días entre amaneceres y buenas pláticas, de esas que te hacen sentir de vacaciones.
Mi parte favorita era cuando sacaban álbumes antiguos, aquellos con un leve amarillamiento por el paso del tiempo, con fotos que se tomaron sin dobles tomas, con luz natural y cámaras pesadas, de esas fotos que huelen a nostalgia.
Mis primos y yo reíamos al ver los peinados, ropa y poses en otras épocas, era como viajar con la vista y encontrar en las imágenes sensaciones compartidas.
Cuando crecimos dejamos de ir  todos pues entre el trabajo, las crisis y las parejas, no era tan fácil escaparnos; 10 años transcurrieron hasta que decidimos poner pausa a nuestras ajetreadas vidas y repetir una de esas reuniones.
Ese verano comenzó como cualquier otro, con abrazos apretados y anécdotas que explotan en risas, sin embargo pasó algo extraño, como todas las ocasiones sacamos los álbumes pero esta vez en muchas de las fotografías aparecía la cara de un hombre recortada, sólo se veía el cuerpo.
Mi primo Paúl fue el que se dio cuenta primero, nadie se acordaba de quién era ese cuerpo. Decidimos que al momento de cenar preguntaríamos a la familia por ese señor que salía en muchas ocasiones abrazando a diferentes miembros de la familia, queríamos saber por qué lo habían recortado.
La cena llegó y mi prima Lucía, la más grande de todas decidió sacar el tema, cuando preguntó, se hizo un silencio incómodo en la mesa. Mi madre contestó que era un amigo de la familia con quien hubo algunos problemas. El postre llegó y no se volvió a hablar de eso.
Esa noche tuve sueños extraños en los que cruzaba el mar en una lancha mientras caía una tormenta y a lo lejos un hombre me hacía señas para que fuera por él, desperté con la sensación de que ese que faltaba en las fotos era el que aparecía en mi sueño y me propuse investigar más sobre el asunto, decidí hacerlo al regreso a mi casa con más calma y para no crear la tensión familiar de la cena de la noche anterior.
Al despertar encontré un sobre en la mesa de a lado de la cama que decía: "después de la tormenta viene la calma", al abrirlo encontré todos los recortes de las fotos. Los recuerdos me comenzaron a invadir, esos recortes eran de la cabeza del hombre que no había querido ver todo este tiempo, me recorrió un escalofrío cuando me llegó la imagen del momento en el que hace unos años, en plena adolescencia le había pedido a mi abuela que lo recortara pues no quería que su presencia estorbara el placer que me causaba mirar los álbumes, me atormentaba su ausencia en mi vida, me agobiaba su parecido conmigo, me preocupaba no poder enfrentar la realidad.
De pronto me di cuenta de que había llegado el momento, busqué a mi madre, la abracé y le dije: es ahora.
Y ese fue el verano en el que conocí a mi padre.

jueves, 25 de agosto de 2016

Recomendación teatral: Parásitos

¿Quiénes son los parásitos en nuestra sociedad?
Cada quien puede tener una respuesta a esta pregunta así como cada uno tenemos razones para hacer lo que hacemos en nuestra vida diaria.
¿Cómo nuestras aspiraciones , acciones u omisiones cotidianas nos convierten en parásitos? Eso depende del marco de valores por los cuales miremos y juzguemos el mundo, los cuales también definirán el momento en el que dejemos de serlo con ojos propios o ajenos.
 
No es fácil huir de nuestras debilidades ni tomar conciencia de las consecuencias de nuestros actos o de la procedencia de nuestras creencias, tampoco es fácil vivir una vida llena de poder o pero aún ausente de esperanza, pero ¿Puede la esperanza o el poder justificar nuestras acciones?

Quizá lo más difícil ocurre en el momento en el que por hacer mal uso del poder, perdimos la esperanza en nosotros mismos, volteamos a ver nuestros actos pasados y somos incapaces de deshacer lo que ya hicimos, no sirve el arrepentimiento, no sirve la culpa, ya formamos parte de los parásitos de la sociedad aunque no queramos creerlo.

¿Será la confesión la única capaz de salvarnos del infierno? ¿Y qué pasa si el infierno lo creamos nosotros mismos?

Esto, entre risas, cuestionamientos, realidad y sueños que se quieren cumplir sin piedad, en "Parásitos"  miércoles a las 8:30 en el Centro Cultural Helénico, no se la pierdan.

lunes, 22 de agosto de 2016

Reflexiones durante los Juegos Olímpicos de Río 2016



En México seríamos campeones si dieran medalla al país que muestra su bandera en cada toma.

¿Por qué se depilan todo algunos atletas? (ejemplo clavadistas)

Qué bien se siente observar a dos "rivales" que se abrazan.

¿Cuándo pondrán reyes del carnaval? (ya me cansé que sólo pongan reinas como las que aparecieron en la clausura)

Deberían limitar a un participante por país en cada deporte (porque sino pasa que países como China que son un chingo por probabilidad ganan más medallas)

¿Mario Bros es japonés? (perdón mi ignorancia)

El deporte es una oportunidad para olvidarse de la guerra.

En México deberían darle más peso a otros deportes (y no sólo al fútbol pues ya vimos que no siempre hay éxito)

Este país necesita más deportistas y menos políticos corruptos.

Qué cosas tan increíbles puede hacer el cuerpo humano y por lo mismo, los PARALÍMPICOS deberían ser al mismo tiempo o antes para evitar que queden en crisis como la que sucede actualmente http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-37138110

Hay belleza en todo el mundo.

No siempre lo importante es ganar (por ejemplo cuando se trata de levantar al que se cae)

La migración deja mucho talento.

Algunos deportes para los que quizá seríamos buenísimos:

-Lanzamiento de chancla

-Empujamiento en el transporte


-Aguantamiento de tráfico


-Amarillamiento de noticias


-Plagiamiento de documentos (por ejemplo de tesis)


-Carrera de marcha con pancartas


- Agandallamiento de lugares de estacionamiento


- Aventamiento de tortillas al comal


- Maquillamiento de cifras


- Levantamiento de contaminación


En fin, a ver qué sucede en Tokio 2020, por lo pronto felicidades a quien lucha por sus sueños pero sobretodo a quien se mantiene despierto a pesar de que nos quieran dormir.