martes, 28 de mayo de 2024

Jugar, parir y otras cosas importantes

 8 meses sin escribir aquí, justo el tiempo que llevo de embarazo.

Y es que le he escrito mucho a la personita que vive en mi vientre, pero eso no cabe en este espacio (aún?).

Aquí me gusta escribirme a mí misma, aunque con esperanza de que lo lean más personas y de alguna manera se encuentren.

Hay un tema que me ha dado muchas vueltas desde que supe que estoy embarazada y que vivía en mí desde antes, ¿en verdad quiero traer a más personas a este mundo roto de violencia, guerra y crisis socioambiental?

Y entonces veo a mi sobrina enseñándole al mundo tanta belleza, sencillez, ternura y pienso que el problema no es que nazcan más personas, sino cambiar de prioridades y son las infancias las que, desde mi punto de vista, tienen más claras cuáles son las cosas importantes en la vida.

Hoy que es el Día Mundial Mundial del Juego. Me dieron ganas nuevamente de escribir aquí, como un recordatorio para la Andrea que está por convertirse en madre y que tiene por delante el reto grande de despertar más seguido el espíritu lúdico, ese que me va a permitir conectar con bebé, comunicarme sin palabras, gozar y recordar con los pequeños instantes cotidianos que un nuevo ser se irá asombrando del mundo con mi compañía y la de todas las personas que lo rodeamos.

Qué responsabilidad tan grande, ¿qué le quiero enseñar del mundo? Me gustaría omitir todas esas partes dolorosas y ser un filtro para que le llegue sólo lo bonito de vivir; pero luego recuerdo que a pesar de que, como niña, mis papás no me ocultaron nada de la realidad, fui feliz y hoy me considero alguien resiliente.

Entonces tal vez la clave no es ocultar, sino acompañar amorosamente, cuidando que tenga más peso e importancia lo que nos hace bien de lo que no. Dejando entrar todas las emociones y teniendo una actitud receptiva, de escucha y contención cuando haga falta. Aunque a veces pienso que esa nueva personita que viene en camino me enseñará más de lo que yo le pueda enseñar, me contendrá más de lo que podré contenerle y me hará maravillarme más del mundo de lo que hasta ahora lo he hecho. 

Tengo mucha curiosidad, también a veces incredulidad, que ni mi panza enorme me convence de que alguien vive ahí.

 
Pero bueno, al final creo que no hay magia más bonita que la que no se explica con la mente, pero nos llega al corazón. Y eso pasa con el juego y creo que eso también pasa con el embarazo deseado. Hay magia en ambos procesos que nos acercan a lo más animal y al mismo tiempo a lo más humano que tenemos.

Sospecho que en poco menos de un mes, con un nuevo bebé viviendo en mi casa, le encontraré nuevos significados al juego y a la vida y al amor. Qué emocionante y a veces un poco angustiante, pero ¿qué juego no lleva un poco de ambas?

Qué bueno que aprendí a jugar y con ello a lidiar con las incertidumbres.

Qué bueno que se acerca el parto y con él tantas preguntas y oportunidades de nuevos comienzos.

Qué bueno es estar viva y contar con tantas herramientas para enfrentar lo que venga. 

Confío en mis raíces y en mis alas, que me dieron mis padres;  y confío también en que junto con mi pareja, lograremos que le crezcan raíces y alas a nuestro hijo y para eso, no hay nada mejor que jugar.

Ojalá sigamos logrando que el mundo sea más "juguero" y menos "guerrero", de tal forma que nuestras prioridades se acomoden a favor de una mejor vida para quienes ya estamos aquí y para quienes vienen.

Ojalá podamos seguir gestando mundos más bonitos, hasta parirlos.