martes, 30 de julio de 2024

Apuntes a un mes de maternidad


Tiago nació un 29 de junio, día del ñoqui y misma fecha del cumpleaños de mi abuela Cuca. Nada es coincidencia.


Ya pasó un mes de que cambió mi vida, mi hogar, mi cuerpo, mi cerebro, mi corazón, mis prioridades, mis miedos y alegrías.



Un mes de no dormir más de dos horas seguidas, de comer frío, de que una personita quepa en mis brazos y se duerma en mi pecho, muy cerquita de mi corazón.

 

Nació mi hijo y con él nació otra versión mía. 

También nació un maíz en nuestro balcón, siento que como ofrenda a esta nueva vida: llegó un maicito a Berlín.



Han sido semanas de gratitud por el amor que hemos recibido, de tener una red que me sostiene aquí  y allá. Con agradecimiento especial a mi madre que vino a cuidarme las primeras semanas para que mi pareja y yo pudiéramos, a su vez, cuidar a este nuevo ser. 



Este tiempo he valorado aún más las tareas de cuidado, agotadoras, necesarias y un campo en el que aún falta mucho por luchar para que se desarrollen óptimamente en este mundo que prioriza la productividad capitalista por encima del cuidado de la vida.

Ojalá más personas pudieran maternar con un sueldo asegurado, con compañía de sus parejas o de quien elijan , con las condiciones dignas para hacerlo.

Ojalá más padres pudieran hacerse presentes en las labores cotidianas; aquí otro agradecimiento a mi papá, que pudo venir unos días y compartirme su apoyo, fuerza y buen humor. 



Y por supuesto otro agradecimiento especial a mi pareja, el papá de Tiago que ha estado desde el embarazo y parto , posparto como apoyo amoroso e incondicional. Al igual que mi suegra, amistades y familia. En definitiva se requieren tribus para sostener las nuevas vidas.



Un mes ya de que cada día sea un nuevo desafío  y de ver cada segundo cómo crece un ser humano , que sigo sin creer que salió de mis entrañas.


Todavía estoy descubriendo qué es la maternidad y si algo puedo asegurar, es que es más retadora de lo que pensé.