miércoles, 22 de junio de 2016

Colegio Madrid ¡bien! (¡coño bien!)

Hay una frase que dice "somos lo que comemos" y en muchos casos es real pero yo más bien creo que "somos lo que nos enseñan a ser" y es por eso que la educación es tan poderosa.

¿Quién decide qué debemos ser?
Esa pregunta tiene muchas respuestas. Pues casi siempre somos mezcla de muchas experiencias educativas que marcan nuestras historias, desde nuestras familias, amigos, accidentes... desde nuestra escuela.

Esta última, será de gran importancia en nuestro desarrollo o por lo menos en mi caso, así fue.

El Colegio Madrid tiene gran responsabilidad en lo que soy actualmente, para bien o para mal; sin embargo no me gustaría hablar de él como un ente porque en realidad es mucho más que eso...

Es un orgullo que recorre el cuerpo cuando te preguntan el nombre de tu escuela de procedencia y se te inflama el pecho al pronunciarlo.

Es una sonrisa disimulada cuando recuerdas el momento en el que conociste a tu primer amor o diste tu primer beso en alguna de las jardineras con ciertos "Willies" de testigos.

Son varios gritos de gol de los interclases, órdenes en la ceremonia en los que se escucha una voz que dice "distancia 1,2,3" y tu sólo pensabas en el tiempo que faltaba para salir a recreo, vender en la cooperativa o escaparte a las rejas para ver a los de otras secciones.

Son las notas de canciones que entonabas en las clases de música, en los camiones durante los paseos, campamentos, liberando mariposas o en la salida mientras chocabas las manos con alguien más y esperabas a que llegara el de las "paletas" las "empanadas caseras" "las papitas" o las "frutas con chile" o quizá corrías en el "Gallinero" para matar el tiempo hasta que fueran por ti.

Es un montón de aplausos en tus oídos si piensas en los festivales donde preparabas alguna coreografía, en las obras de teatro, en los bailes que tantas veces disfrutaste, algunas veces al aire libre, otras en el gimnasio y otras tantas en el auditorio, donde no comenzaba nada sin antes escuchar atento las instrucciones en caso de emergencia- (porque ante todo la seguridad colectiva.)

Es una sensación difícil de explicar, por ejemplo cuando me encuentro a algún desconocido que simplemente al decir que estudió ahí se vuelve una especie de cómplice, como si hubiera una mirada que compartimos- (porque ante todo somos una comunidad.)

Es una mezcla de rostros de cada profesor que invitaba a pensar por ti mismo, a escuchar y respetar todas las opiniones, a argumentar, a no quedarse callados.
Es cada nombre que recuerdas de quienes vendían, limpiaban, barrían, hacían los jardines pero sobretodo cuidaban de cada uno de los que estuviéramos en esa escuela.

Es el recuerdo de una campaña de alfabetización que me hizo estudiar pedagogía para mejorar el mundo con educación (porque ante todo la utopía?)

Es una alegría infinita cuando te reencuentras con las amistades que hiciste ahí y te das cuenta de que pase lo que pase sigue y seguirá el cariño.

Es toda una historia que busca transmitir los ideales de la República, haciendo seres humanos comprometidos con el respeto a los derechos humanos, la búsqueda de la justicia colectiva, el pensamiento crítico, la cooperación, el arte y la libertad. 

Es un escalofrío cuando te das cuenta de que ya pasaron 75 años y sigue en pie un proyecto educativo del cual tienes la fortuna de seguir siendo parte de una u otra manera.
Porque eso hace el Colegio Madrid (como debería hacer cualquier proyecto educativo) te compromete ...
te compromete a que estés donde estés no olvides de donde vienes ni a donde vas.

Y eso para mí, es la verdadera educación: un camino con principios y fines, una oportunidad de saber quién eres y a favor de qué estás.

Hurra hurra , ra ra ra....










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