lunes, 4 de julio de 2022

Color y calor en Berlín

Junio 2022

 

Empecé a hablarles a mis plantas en alemán, ¿o será que con cualquier idioma nos podemos comunicar con ellas?

Por fin me compré una bicicleta usada o con historias, como me gusta llamarle a las cosas que son de segunda o cuarta mano. Estoy feliz pedaleando con ella por las calles de Berlín, el aire se siente muy fresco cuando la uso, las calles se ven más bonitas y los caminos se vuelven muy disfrutables; ojalá todas las ciudades nos permitieran andar en bici de forma segura.

Visité un museo con mi suegro y Adrián sobre la historia de Berlín, comí en el restaurante que dice ser el más antiguo y confirmé lo poca cosa que es cada vida humana cuando vemos hacia atrás en la historia, pero también lo grande que puede ser alguien que como Hitler, arruinó tantas vidas en tan poco tiempo, no seamos nunca como él, gracias.

Empecé a cuidar a Fritz, un pequeño de 4 años que solo habla alemán; ha sido un reto, pero me alegra que el lenguaje del juego no siempre requiera de palabras.

Por primera vez sentí Mucho calor en Berlín, es chistoso que sea tan cambiante el clima por aquí. A veces pienso que Berlín es como un adolescente que no sabe moderar su temperamento y se refleja en la volubilidad con la que cambia el clima y yo que pensaba que la Ciudad de México estaba loquita en eso; pero no, acá sí cada día es una sorpresa, con decirles que de un día a otro cambió 17 grados. Lo bueno ha sido que a falta de temblores, acá duermo en calzones con más confianza.

Fui a ver a un amigo tocar con un grupo intercultural y conocí un instrumento de Indonesia que me pareció muy bello, siempre confirmo que la música, es el lenguaje con el que es posible recordarnos que somos una especie evolucionada que no requiere guerras para estar en paz.

Hice un amigo alemán muy mayor en el "Sprach café" en el que practico alemán y me contó que él y muchas otras personas todavía tienen dolores corporales y emocionales que les dejó la guerra que vivieron en sus infancias; dice que debemos luchar mucho porque no haya más guerras en ningún lugar y que si más personas entendieran lo profundo que quedan las cicatrices, tal vez lo lograríamos.

Me junté con un grupo de mujeres que hablan español y todas tienen hijes menos yo, me contaron lo difícil que es la maternidad fuera del país de origen, pero también lo hermoso que Berlín puede ser para la crianza; así es esto ¿no se puede todo verdad?

Pienso mucho en qué factores debemos tomar en cuenta Adrián y yo para decidir dónde y cuando tener hijes, ¿alguna recomendación? Me gusta creer que llegará un día en el que algo tocará a mi cuerpo y me dirá ¡es ahora!, pero también me gusta planear todo minuciosamente, prepararnos, mentalizarme bien, leer sobre crianza, nutrición, embarazo, luego me da risa ser tan ridícula.

Fui a un paseo en río muy agradable y entendí que el primer mundo tiene más que ver con cuidar nuestros lagos, bosques, aire, etc. que con la "riqueza" de ciertas personas, ojalá lo entendieran más seguido quienes están en el "poder".

Muchos días he pensado en mi abuela y en su manera de vivir su cotidianidad a partir de los platillos que va a cocinar y entonces me queda claro que la vida también está anclada en los sabores que logramos, con quienes los compartimos y de qué manera penetra el tiempo a través de cubrir nuestras necesidades. Este mes cociné para unas visitas queridas y me salió muy rica una polenta; descubrí que hacer un platillo medio argentino, pero a base de maíz, con productos alemanes, escuchando música en inglés y complementarlo con un vino español, es una bonita forma de conjugar las nacionalidades que forman parte de lo que soy.

Las mezclas son lo que mejor sabor le da a la vida ¿no?

Ojalá eso lo entendieran quienes están en contra de las personas migrantes.

Berlín es tan multicolor, me gusta, aún con mucho calor.




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