sábado, 6 de agosto de 2011

Inmortalidad vs Vida Eterna

“La reputación es la esencia inmortal” esta es una de las frases que dice Otelo en uno de sus diálogos y de la cual me acorde mucho ayer.
El día lo comenzamos visitando el cementerio de Recoleta, lugar en donde se encuentran los restos de una gran cantidad de hombres y mujeres que han sido importantes en la historia. Al recorrer cada espacio y observar las diferentes construcciones  me vinieron a la mente muchas cosas relacionadas con lo que sucede en la vida para que al morir los que te rodean decidan a dónde es indicado que seas enterrado en caso de que antes de esto, no hayas podido aclararlo. Fue impresionante ver el tamaño y los detalles de la mayoría de las tumbas, así como las dedicatorias. Con estas últimas me vino a la mente el asunto de la reputación, la cual puede ser determinante en el pensamiento de los vivos sobre ti y en las palabras que permanecerán escritas en donde se encuentra tu cuerpo.
En un cementerio parece que no pasa el tiempo, la muerte se lo lleva todo y sólo quedan algunas evidencias del cambio, las cuales se reflejan en el desgaste de los diferentes materiales. La vida está siempre presente, sin embargo, es como si la vegetación decidiera en dónde crecer, como si hubiera muertos que merecen más plantas que otros, seres humanos que aún en muerte tienen más vida que dar y lo verde de sus tumbas sea el puente entre la vida y la muerte.
La mayoría de los personajes de ese lugar fueron presidentes, académicos, políticos, militares, etc. los que los conocieron pueden acercarse más a la realidad de los mismos y revivir recuerdos, sin embargo los que poco sabemos de su vida, sólo podemos quedarnos con una que otra anécdota y escrito que hayan dejado.
Después de un largo recorrido por el cementerio y de algunas reflexiones, continuamos el día con la visita de un espacio que se parece en algunas cosas al cementerio. En él también abunda el silencio y las personas van a recordar a otras a través de lo que hicieron, con lo que crearon.
 Estoy hablando del Museo de Bellas Artes. Sé que probablemente sea un disparate compararlo con el cementerio de Recoleta pero la verdad es que llegue a la conclusión de que tienen mucho en común. Además de que me han dado muchas ganas de que se me recuerde más en algún museo que en algún cementerio. Aquí algunas de las razones
Primera: Todos los pintores y escultores que exhiben sus obras en este museo, ya fallecieron, sin embargo, gracias a lo que dejaron, es posible conocerlos al menos un poco.
Segunda: No sé en dónde estén los cuerpos de estos artistas ni qué reputación se vea reflejada en su tumba y en sus dedicatorias, sin embargo con cada obra, nos permiten acercarnos  a lo que vivieron, a lo que sintieron  y con ellos seguir creando. Es decir que de alguna manera, con el arte, lograron que la reputación no fuera suficiente para permanecer en la vida.
Al final, a pesar de lo que dice Otelo sobre la reputación, me queda la idea de lo importante que es crear puentes entre la vida y la muerte que permitan ir más allá de esa “esencia inmortal”.
En el cementerio cumplían esa función las plantas de algunas de las tumbas.
En el museo, con cada creación del artista, fallecido o no, me da la impresión de que no hay "esencias inmortales" y creo que eso es lo que más me gusta de recordar a las personas en los museos.
La posibilidad de dejar algo que se encuentre en el espacio adecuado para que no te hagas inmortal, ni tú, ni tu reputación y exista siempre la posibilidad de volver a nacer con cada persona que se acuerde de ti.

1 comentario:

  1. Este es posiblemente mi post preferido, la comparación entre un museo y un cementerio es buenísima, y tus apreciaciones de cada uno son brillantes!!

    Sólo te dejo una frase de uno de mis escritores argentinos preferidos:

    "Si nos espera el olvido, tratemos de no merecerlo" Alejandro Dolina

    Fer O.

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