sábado, 20 de abril de 2013

No siempre lo que está presente es el presente


La vida está llena de instantes, de fotografías que se quedan en nuestra memoria por tiempos indefinidos, se esconden y reaparecen de repente, moviendo partes internas y a veces influyendo en nuestras decisiones, lo pasado de pronto se disfraza de presente y cuando se acerca a deseos de futuro puede paralizarnos, repercutir en nuestras frecuencias y las de los que nos rodean.

Reconocer cuando los recuerdos no nos permiten avanzar es algo que no todos sabemos hacer, es duro aprenderlo pero sobretodo doloroso enfrentarlo, a veces necesitamos ayuda o distracciones que sirvan de impulso.
Hay trampas en la vida diaria que pretenden encender lo que parecía apagado; canciones, rincones, palabras pueden ser suficiente para que las cenizas se muevan y con ello intenten dirigir nuestras decisiones y poner a prueba nuestra voluntad.

Las pasiones pueden ayudarnos y complementar nuestras acciones para no salirnos del camino que queremos construir. ¿Qué nos apasiona? Eso lo vamos descubriendo cuando nos damos chance, salimos de la rutina y nos tomamos un tiempo para escuchar lo que sentimos.

Al final dicen que sólo se vive una vez y está en nosotros hacer de esa vida lo mejor posible, reconociendo quienes somos, quienes queremos ser y de quienes nos queremos rodear para ello.
Cada uno somos una historia que por  momentos se cruza con otra pudiendo construir una nueva, compartida. A veces por casualidad, otras por decisión, incluso por necesidad. Quizá si sabemos aprovechar cuando los caminos se cruzan será más fácil amar.
Sin embargo también debemos saber cuándo esos mismos caminos se separan, a veces definitivamente, otras quizá con insistencia se logra que se vuelvan a encontrar, lo importante es no dejar de buscar, de buscarnos.
Resistiendo o dejándonos llevar y acercándonos lo más posible a lo que queremos ser hoy.


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