martes, 26 de julio de 2011

Con-trastes 1

 


La bienvenida  a Buenos Aires se puede decir que la tuve dos veces. Primero cuando al llegar a la residencia en la que me quedaré por lo menos un mes, la dueña lo primero que me entregó junto con mis llaves fue un paquete con los trastes necesarios “esto es lo que más vas a usar aca” y claro que tenía razón, desde que llegue no he parado de comer y tampoco he parado de encontrarme con-trastes.
Primero al parecer he llegado en una época difícil, es año de elecciones y los puntos de vista están encontrándose, la muerte de Facundo Cabral y la ausencia de Cerati en los escenarios a penas se sienten, es como si todo se tapara con el mal papel de la selección en la Copa América y el descenso del River, las paredes hablan  y protestan especialmente esos temas.
Las voces de los medios no dejan de hablar del mal papel de Messi con su selección y se reflexiona sobre la vida de los argentinos, pareciera que saben muy bien cómo vivir  y sobresalir como individuos pero cómo les cuesta hacer equipo.
Mientras pienso en la Argentina que me recibe, me siento afortunada al saber que por fin podré conocer de cerca aquello que en gran medida me trajo aca. La familia.
Mi segunda bienvenida me la dio mi tía, muchos años pasaron desde que nos vimos por última vez y aun así no dude que nos reconoceríamos. Nos quedamos de ver en la parada del Colectivo cerca de su casa, cuando bajé me recibió con esa mirada familiar y muchas cosas que contarme. Lleva casi toda su vida viviendo sola y yo lo confirmo con su manera de comportarse, es como un “yo-yo” al que le dieron cuerda. Curiosamente es su cumpleaños y desde el principio me lleva a conocer los lugares que a ella más le gustan de su vida, todo tiene sentido, primero me lleva al mercado del cual se siente orgullosa, qué bien huele ese lugar, después me lleva a la Iglesia, ahí es en dónde más cuidada se siente y en dónde ha descubierto un gran número de cosas sobre ella misma, además le han dicho que tiene poderes de curación con las manos, no lo dudo.
Por último, claro está, me lleva a conocer su departamento, un 16° piso cerca de Rivadavia (como Insurgentes en México) bonito lugar y muy “ella”.
Después de eso decidimos que aunque para ella el día de su cumpleaños no era más que un día en donde se volvía más vieja, había que celebrarlo, yo tenía mucha hambre y en la esquina de su casa vendían las pizzas más ricas que había probado, la decisión fue fácil, el resultado: muy bueno.
Mi primer día en Buenos Aires con un buen trozo de pizza y una Quilmes sin alcohol (los inventos) conocí un pedacito de este país y al mismo tiempo un pedacito de mi familia, de mí.
El día terminó con buen sabor de boca. Regresamos a su departamento y tomamos un poco de agua por la caminata, en toda su casa sólo tiene un vaso “¿para qué tener más si vivo sola?” supongo que pensará, mi pensamiento sobre los argentinos, Messi y su poco trabajo en equipo regresan a mi mente, sin embargo con esa primera tarde pude darme cuenta de que para compartir y trabajar en equipo se puede lograr que con un vaso sea suficiente.


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