jueves, 28 de julio de 2011

El chavo del 8

Los imaginarios sobre un país y las personas que conforman esa cultura son inagotables, sin embargo, pareciera que son construcciones que van de un lugar a otro y que varían poco en su escencia.
 Ayer por primera vez pude saber, desde fuera, un poco de la imagen que tienen de México en esta parte del continente.
Una mexicana que se regresaba a México el día de hoy después de estar aca 6 meses, organizó junto con su compañera de cuarto (también mexicana) una cena, el propósito era dar a conocer a sus amigos de aca un poquito de la comida que comemos en el país.
El menú fue básico, para empezar, unos tacos de alambre, seguidos de tacos dorados, el ingrediente secreto fue la salsa "la costeña" que para su fortuna o desfortuna fue la única que pudieron conseguir aca.
Éramos 10 invitados dentro del departamento, de los cuales 5 nacidos en México, 4 en Colombia y 1 en Argentina, qué cosas.
La platica se torno interesante cuando les preguntamos qué cosas conocían de nuestro país.

Una de la que la mayoría conocía era (como ya me habían advertido antes de venir) El Chavo del 8.

Con ese tema, surgieron las discusiones acerca de la trama del Chavo, algo que ya todos conocemos, un niño viviendo con la esperanza de que alguien le de una torta de jamón mientras se esconde en un barril y le hace travesuras al que se le cruce.
Muchos dijeron que pasaron momentos muy gratos viendo cada una de las variantes de ese viejo programa que hasta la fecha les saca una que otra risa.

La conclusión a la que llegaron sobre los mexicanos es que somos capaces de hacer que una triste historia se vuelva "divertida".

Al término de la noche y después de la rica cena yo llegué a otra conclusión, los mexicanos también somos capaces de hacer que un taco y una buena compañía, estés en dónde estés, te hagan sentir como en casa.

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