viernes, 22 de julio de 2011

Primeras veces

No hay como la primera vez.
Mi vuelo tuvo una escala en Lima, ahí al bajar, cambiaron los pasajeros, hubo uno que llamó especialmente mi atención, era ciego y así se movía por el mundo.
Al verlo subir al avión me pareció inevitable pensar en todas las cosas que me habían tocado ver durante el trayecto y todas las que me faltaban...las que vería por primera vez y por eso sería más difícil olvidarlas...Pensaba especialmente en lo que la ventana del avión me permitía apreciar, los colores del cielo al atardecer, las nubes...no podía dejar de pensar en las formas de conocer que cada uno tenemos,tal vez al no ver, su imaginación actuaba a partir de los olores, sonidos y formas que le tocaba sentir...construía las cosas y las plasmaba en su memoria...tal y como él quería,como si pudiera construir mundos perfectos... al pensar eso decidí que un objetivo de mi viaje era conocer siempre más allá de la vista e intentar que aquello que durante tanto tiempo imaginé de Buenos Aires, no se me olvidara al verlo y esa perfección que la imaginación logra, permaneciera conmigo.
Hasta ahora creo que he cumplido el objetivo pues al llegar y ver Buenos Aires confirmé que efectivamente no es como lo imaginaba pero sigo teniendo esperanzas de que la perfección no sólo exista en mi imaginación.

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